Clavigero Núm. 3

No. 3

El cuidado de la casa común

Periodo: febrero – abril 2017

En junio de 2015 apareció la encíclica Laudato Si’. Sobre el cuidado de la casa común; en ella el papa Francisco da cuenta de la profunda crisis que vive nuestro planeta. Este número de Clavigero, presenta múltiples acercamientos a la encíclica desde diferentes perspectivas.

Con ello, busca acompañar y fortalecer nuestro compromiso cotidiano con el cuidado de nuestra casa común; es también una invitación a vivir plenamente la Laudato Si’ cuando nos señala que “En el cuidado de nuestra casa común debemos pensar las generaciones futuras […] la tierra que recibimos pertenece también a los que vendrán, es un préstamo que cada generación recibe y debe trasmitir a la generación siguiente”.

Jaime Morales Hernández
Coordinador del número

Publicado: 2017-30-04

Contenido

  • Editorial
  • ¿La leíste?
    Carlos Ortíz Tirado Kelly
  • La economía solidaria como cuidado de la casa común
    Daniela Martin
  • Nuestra casa común en crisis: los conflictos ecológicos en américa latiana
    Ana Sofía Macías Ascanio y Mario Edgar López Ramírez
  • Una mujer que participa en el cuidado de la casa común
    Graciela Larios
  • Ciencia a sorbos. Ciencia para la casa común
    Maya Viesca Lobatón
  • La Pizca. Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955)
    Enrique Luengo González
  • Para conocer más sobre la encíclica y el medio ambiente
  • Construyendo otro estilo de vida
    J. Jesús Gutiérrez Valencia
  • Sembrando para el cuidado de nuestra casa común
    Jaime Morales Hernández

Editorial

En junio de 2015 apareció la encíclica Laudato Si’. Sobre el cuidado de la casa común; en ella el papa Francisco da cuenta de la profunda crisis que vive nuestro planeta y nos dice: “No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio–ambiental”. Señala la urgente necesidad de corregir el rumbo para cuidar nuestra casa y nuestras vidas debido a que “nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos, estas situaciones provocan el gemido de la hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo”.

A dos años de la aparición de Laudato Si’, este número de Clavigero, a cargo del Centro de Investigación y Formación Social, presenta múltiples acercamientos a la encíclica desde diferentes perspectivas. La entrevista de Daniela Martin a Óscar Rodríguez, SJ, muestra las articulaciones entre la cosmovisión indígena, las estrategias sustentables, la economía solidaria y las propuestas de Laudato Si’ en la realidad concreta de Chiapas. El texto de Graciela Larios ilustra la relevancia de la participación de las mujeres en el cuidado de la casa común, a través del testimonio de María de Jesús González, de la Red en Defensa del Lago de Cajititlán en Jalisco. Jesús González Valencia, en su colaboración, nos narra los esfuerzos de la Diócesis de Ciudad Guzmán por incorporar en su trabajo pastoral los contenidos de la encíclica y los esperanzadores avances en esta paciente labor. El artículo de Jaime Morales Hernández nos recuerda desde el marco que propone la Laudato Si’ la necesidad de ir construyendo agriculturas que nos alimenten a todos y ayuden a cuidar nuestra casa común. El texto de Carlos Ortiz Tirado nos invita a leer y releer la encíclica desde una postura freireana, mientras que Mario López Ramírez y Ana Sofía Macías Ascanio nos presentan una infografía de la dolorosa realidad socio–ambiental en Latinoamérica, de donde proviene el papa Francisco. La columna de Maya Viesca reflexiona sobre las relaciones entre las ciencias y los contenidos de la encíclica, y Enrique Luengo nos ofrece una breve semblanza de Teilhard de Chardin, el jesuita que integró las dimensiones naturales, físicas y religiosas en torno a un visionario análisis de la naturaleza y el universo.

El suplemento busca acompañar y fortalecer nuestro compromiso cotidiano con el cuidado de nuestra casa común; es también una invitación a vivir plenamente la Laudato Si’ cuando nos señala que “En el cuidado de nuestra casa común debemos pensar las generaciones futuras, y entramos en otra lógica, la del don gratuito que recibimos y comunicamos. No estamos hablando de una actitud opcional, sino de una cuestión básica de justicia, ya que la tierra que recibimos pertenece también a los que vendrán, es un préstamo que cada generación recibe y debe trasmitir a la generación siguiente”.

Jaime Morales Hernández / Coordinador del número

Una mujer que participa en el cuidado de la casa común

Entrevista a María de Jesús González. Fundadora de la Red Cajititlán por un lago limpio

Hace 50 años el agua del lago de Cajititlán, en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga, era tan cristalina que se podían ver peces de diferentes tamaños. La gente iba a este lugar para lavar su ropa y aprovechaba para pescar su comida ahí. Ahora es imposible ver lo que contiene por las capas de fango que lo cubren, debido a los residuos que arrojan cerca de 17 empresas, casas habitación de los alrededores y la actividad agrícola, afirma María de Jesús con un dejo de nostalgia.

María de Jesús González es una mujer de 64 años de edad que nació en Nayarit y a quien siempre le ha interesado el cuidado del medio ambiente. Ella y su esposo Felipe Íñiguez decidieron desde hace varios años tener una vida en armonía con la naturaleza, por ello desde 2006 iniciaron la Red Cajititlán por un lago limpio (con aproximadamente 15 miembros) para salvar a este lago que proveía de alimento y sustento a los habitantes del lugar.

María nos platica acerca de la problemática que se vive en el lago de Cajititlán y cómo han trabajado para que se dé a conocer la encíclica del papa Francisco Laudato Si’ con respecto al cuidado de la casa común.

 

¿Cuál es la situación ambiental de la región?

Nos preocupa mucho cómo cada vez hay más personas enfermas por la contaminación del lago. Hay varios casos de insuficiencia renal, en niños y jóvenes, casos con problemas en vías respiratorias y con problemas en la piel. Es por distintos ámbitos, una es que hay enfermedades cada vez más serias y también está la cuestión económica. Las familias que antes vivían de la pesca ya no pueden trabajar en eso; andan viendo si trabajan en obras, de taxistas o en los tianguis. Pescadores quedan poquísimos; por un lado no hay pesca y, por otro, sabemos que el pescado que sale de ahí está contaminado, no es posible consumirlo. Ahorita hay dos chicos que están en lista de trasplante de riñones.

 

¿Cómo ha sido el involucramiento de las mujeres?

Cada vez salen más las mujeres. Hasta hace unos años nos costaba trabajo, casi no salían. El primer intento que tuvimos como Red fue movernos nosotros, pero últimamente las mujeres han ido despertando, animándose a hacer otras cosas. El proceso de las mujeres ha sido lento y con muchísimas trabas en su hogar. En la limpieza del pueblo, por ejemplo, nos propusimos ir cada semana a juntar los plásticos del turismo, van más señoras mayores que hombres.

 

¿Cómo conocieron la encíclica?

Tenemos un párroco que nos preguntó qué tema estaría bueno estudiar ese año (2016), le dijimos que acababa de salir una encíclica muy buena del papa Francisco sobre el cuidado de la Tierra. Al otro fin de semana se fue a Guadalajara a comprar 30 libros y nos dio uno por barrio, a los de liturgia, a los jóvenes, a ministros de eucaristía y las catequistas.

A mí me tocó trabajar este tema con los 15 barrios que hay. Semanalmente nos reunimos y vemos el tema que se va a dar con las evangelizadoras y coordinadoras de barrio. Luego se van por todo el pueblo y se juntan de 10 a 15 personas en los barrios y se ponían un compromiso, por ejemplo, no usar bolsas de plástico. Estudiamos todo el año pasado la encíclica.

 

¿Cómo ha impactado la encíclica en la gente?

Yo digo que sí ha inspirado mucho a la gente, me dicen: mira doña Chuy, con lo que nos dice el papa, esto es parte de la creación (la naturaleza), no son elementos o recursos para aprovechar, sino son hermanos nuestros. Esto es el espíritu de la encíclica, que veamos a la naturaleza como hermana. Las señoras son muy sencillas en su reflexión, dicen: Nosotros no queremos dañar a un hermano nuestro.

Aquí en el pueblo no es difícil vivir muchas de las cosas que nos dice el papa, porque muchas cosas se viven de manera natural. La gente es muy limpia. Se la van apropiando (la encíclica). Yo te quería leer esta parte, todo lo que dice aquí (en la encíclica) lo hacen, fíjate: evitar el uso de material plástico y de papel, les insisto que usen bolsa de tela y lo hacen; reducir el consumo de agua; separar los residuos, muchas ya separan; cocinar solo lo que razonablemente se podrá comer, lo que cada día, no acumular; tratar con cuidado a los seres vivos; utilizar vehículo entre varias personas, aquí la gran mayoría va a Guadalajara en trasporte público; plantar árboles, les gusta mucho plantar árboles y muchas cosas así.

 

¿Qué compromisos pide la Laudato Si’ a los creyentes?

Se va a lo grande el papa, porque es una encíclica que está hecha para todo mundo. Por ejemplo, a los grandes contaminadores les dice que utilicen energías reciclables y limpias. A las grandes empresas de trasgénicos dice que con esa nueva forma de hacer agricultura están desechando las semillas nativas, junto con ello las grandes poblaciones. El papa trata de darnos a todos un mensaje y a las autoridades también, dice que como estamos ahorita llevando el planeta descartamos a los más pobres, son los más afectados. También menciona que las comunidades indígenas y campesinas que más han cuidado el medio ambiente son las más afectadas.

El papa es muy claro. Denuncia y les dice a quienes tienen que cambiar sus métodos de producción, de trabajo, de acumulación. Trata de abarcarlos a todos en su enseñanza. El llamado último es muy ambicioso, pero es que tratemos de cambiar nuestro estilo de vida. El papa nos invita a una conversión ecológica.

* La misión social de la Red Cajititlán por un lago limpio es que la gente tenga conciencia por su lago; trabaja con ecotecnias, como estufas solares, baños secos y humedales, para así ayudar al saneamiento del lago, además de sensibilizar a las personas en los cinco poblados (Cajititlán, Cuexcomatitlán, San Miguel, San Lucas y San Juan) sobre la problemática. Se trabaja en temas de educación ambiental; los primeros temas fueron con niños en las escuelas primarias y ahora con líderes ambientales.

Contacto: redlagocajititlan@gmail.com

 

Graciela Larios / Periodista y comunicadora pública

Para conocer más sobre la encíclica y el medio ambiente

Libros

1.- Ecología: El grito de la tierra, el grito de los pobres
http://www.trotta.es/libros/ecologia-grito-de-la-tierra-grito-de-los-pobres/9788498792324/
En este libro, Leonardo Boff da una visión sobre que la ecología no trata únicamente de las cuestiones relacionadas con lo verde o las especies en extinción. La ecología supone un paradigma nuevo, es decir, una forma de organizar el conjunto de relaciones de los seres humanos entre sí, con la naturaleza y con su sentido en este universo.

2.- La Tierra herida
https://goo.gl/ahnMCu
En este libro, Miguel Delibes y Miguel Delibes de Castro, padre e hijo, dialogan sobre los problemas ecológicos a los que se enfrenta el planeta en el nuevo siglo: el cambio climático, la desertificación, la desaparición de especies, la escasez de recursos básicos como el agua, la contaminación del medio ambiente y el deshielo de los polos.

Otros recursos

1.- “Por aquí pasó Bertha Cáceres” (reportaje)
https://goo.gl/CaXpnw
Después de su asesinato, la ambientalista hondureña Bertha Cáceres se ha convertido en el símbolo de la resistencia lenca contra los proyectos hidroeléctricos y mineros en Honduras. Pero no todos los lencas están en contra de la explotación de sus ríos y tierras. Las tentaciones del sector privado y el abandono del estado han dividido a las comunidades.

2.- La encíclica sobre “el cuidado de la Casa Común” y la Carta de la Tierra, nuestro Hogar, Leonardo Boff
https://goo.gl/EVmRlJ
Este texto es para reflexionar sobre la importancia y la realidad que la encíclica Laudato Si’ y la Carta de la Tierra, nuestro Hogar nos tratan de trasmitir. Aquí Leonardo Boff recalca que tal vez sean los dos únicos documentos de relevancia mundial que presentan tantas afinidades comunes.

3.- Hacia agriculturas más sustentables, alternativas ante la crisis rural y alimentaria
https://goo.gl/6rHTe7
La globalización neoliberal continúa con sus procesos de imposición de la agricultura industrial en todo el mundo, lo que implica la modificación intensiva de los ecosistemas, a través del monocultivo, las semillas híbridas y trasgénicas, la utilización de insumos de origen industrial como fertilizantes químicos, agrotóxicos y combustibles fósiles, que alteran los sistemas naturales a través de la sustitución de procesos naturales por industriales.

4.- Siento 5 metros de sed
https://youtu.be/EBDoJrGA238
Documental que relata desde distintas perspectivas la compleja problemática que causa la construcción de la presa El Zapotillo, la cual, según expertos, se construye con visión más de negocios que de beneficio social.

5.- La Carta de la Tierra
https://goo.gl/tbwkmX
Una declaración de principios fundamentales y propuestas para la construcción de una sociedad global justa, sostenible y pacífica en nuestro siglo. Busca inspirar un nuevo sentido de responsabilidad compartida para el bienestar de nuestra sociedad actual y de las generaciones futuras.

Construyendo otro estilo de vida

La encíclica Laudato Si’ (Alabado seas) sobre el cuidado de la Casa Común, del papa Francisco, ha llegado como un manantial de agua fresca que nutre y vivifica los esfuerzos que la Diócesis de Ciudad Guzmán va realizando en el Cuidado de la Creación, prioridad asumida en el 4º Plan Diocesano de Pastoral promulgado en el año 2010. Este mensaje del papa viene a fortalecer y reanimar este camino que la diócesis ha emprendido para responder a la urgente necesidad de cuidar nuestro planeta Tierra como la casa común que todos habitamos.

Después de estudiar y asimilar el mensaje del papa, la diócesis asume el compromiso del amor y el cuidado de la casa común como una línea trasversal de acción pastoral que contempla tres tareas muy concretas: la ecología o medio ambiente, la equidad o justa distribución de bienes y ante el crecimiento de la violencia que va en contra de la naturaleza y del ser humano, la construcción de paz. Esta línea trasversal se está trabajando en los barrios, colonias, ranchos; en las parroquias, en los equipos diocesanos de pastoral, en todas las instancias y en todas las acciones pastorales de la diócesis.

Se ha diseñado el material La Ruta de Dios por la Casa Común (10,000 ejemplares) que contiene la dinámica para este proceso que tiene tres etapas: sensibilización, concientización y organización. Con el objetivo de “descubrir y personalizar la espiritualidad de la Laudato Si’ para promover un estilo de vida alternativo desde la base, que valore la sabiduría de nuestros pueblos originarios y busque nuevas formas en el amor y el cuidado de la casa común con sus tres tareas.

Hay signos muy claros en los pueblos, barrios, colonias y ranchos que manifiestan que la reflexión del mensaje del papa va animando y revitalizando a las personas en esta tarea del cuidado de la casa común: expresan con alegría que van creciendo en conciencia y sensibilidad por vivir más en armonía, por cuidar el agua, la tierra, el bosque, los insectos, los animales, las plantas como hermanos y ver la creación como un lugar sacramental donde Dios está presente, donde cada ser creado nos habla de la bondad y misericordia inagotable de Dios; tienen gusto por leer y profundizar el mensaje del papa que trae la Laudato Si’ (más de 5,000 ejemplares), lo van reflexionando en los temas de las fiestas patronales, en las celebraciones, en el tiempo de adviento, en las posadas y en las distintas reuniones de los campos de trabajo.

Las catequistas van adecuando los temas de la encíclica para ayudar a que los niños tomen conciencia del cuidado de la casa común, realizan peregrinaciones con ellos al campo para sensibilizarlos a que vean la creación como hermana y no como enemiga, y realizan jornadas de reforestación y de limpieza de las comunidades y peregrinaciones con mensajes del papa.

El signo más palpable que manifiesta que el mensaje del papa ha calado en la mente y el corazón de las personas es que ha disminuido la generación de basura y el uso de desechables en las reuniones, fiestas y convivencias. Hay una mayor sensibilidad por cuidar el agua dentro del hogar, reduciendo el consumo, reciclando y reutilizando las aguas jabonosas. Va creciendo el interés por conocer la situación del agua tanto en su distribución, acceso y calidad, y se tienen reuniones con especialistas de las universidades con el fin de conformar comités y redes ciudadanas que defiendan el derecho del agua que está siendo sobreexplotada.

El sueño es que con todo este proceso de trabajo se vayan formando personas, familias y sociedad con un nuevo estilo de vida, que respete, cuide, cultive y viva en armonía con la Casa Común que habita y, como dice el papa Francisco: “Que seamos protectores del mundo y no depredadores y que sembremos hermosura y no destrucción”.

 

Jesús Gutiérrez Valencia / Miembro del Equipo Pastoral de la Diócesis de Ciudad Guzmán

Sembrando para el cuidado de nuestra casa común

El planeta Tierra, nuestra casa común, se ve amenazado desde diferentes ámbitos. Uno de ellos es la agricultura industrial, que se impone en todas partes como la única forma posible de trabajo con la tierra para la producción de alimentos. Esta agricultura tiene un manejo tecnológico basado en el monocultivo, la utilización de petróleo, fertilizantes y agrotóxicos, y el uso intensivo de recursos naturales. Por ello ha tenido fuertes impactos ambientales en el agua, los suelos y la biodiversidad; además contribuye significativamente al cambio climático global. A la par, esta agricultura industrial, por su orientación para el mercado y sus efectos sobre la agricultura familiar, ha incrementado el hambre, la marginación y la emigración de los habitantes del campo, donde se ubica la mayoría de los pobres del mundo rural.

La agricultura industrial evidencia con claridad lo que nos dice la encíclica Laudato Si’: “Los problemas ambientales afectan particularmente a los excluidos, a miles de millones de personas, un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia con el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres”. En la agricultura industrial, en términos de esta encíclica, “priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente”.

En el camino hacia el cuidado de nuestra casa común el papa Francisco hace una llamada a “programar una agricultura sostenible y diversificada, con una mayor eficiencia energética para promover una gestión más adecuada de los recursos naturales”. La encíclica deja claro que para ello es indispensable “prestar especial atención a las comunidades campesinas e indígenas con sus tradiciones culturales, para ellos la tierra no es un bien económico, sino don de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el cual necesitan interactuar para sostener su identidad y sus valores; cuando ellos permanecen en sus territorios son precisamente ellos quienes mejor los cuidan”. La encíclica señala además que “Todo campesino tiene derecho natural a poseer un lote racional de tierra donde pueda establecer su hogar, trabajar para la subsistencia de su familia y tener seguridad existencial”.

La encíclica es esperanzadora cuando afirma que “la liberación del paradigma tecnocrático reinante se produce de hecho cuando comunidades de pequeños productores optan por sistemas de producción menos contaminantes, sosteniendo un modelo de vida, de gozo y de convivencia no consumista; hay una gran variedad de sistemas alimentarios campesinos y de pequeña escala que sigue alimentando a la mayor parte de la población mundial, utilizando una baja proporción del territorio y del agua, y produciendo menos residuos, sea en pequeñas parcelas agrícolas, huertas, caza y recolección silvestre o pesca artesanal”. Las experiencias que a lo largo de Latinoamérica, en México y en Jalisco llevan a cabo diferentes movimientos campesinos e indígenas articulados con movimientos urbanos en torno a las agriculturas más sustentables, nos muestran como estas alternativas para el cuidado de nuestra casa común van avanzando y fortaleciéndose desde abajo y paso a paso en el trabajo cotidiano. A dar cuenta de ello van dedicados algunos textos de esta publicación.

La encíclica nos llama a participar en estos procesos y nos recuerda que “Es posible alentar el mejoramiento agrícola de regiones pobres mediante inversiones en infraestructuras rurales, en la organización del mercado local o nacional, en sistemas de riego, en el desarrollo de técnicas agrícolas sostenibles. Se pueden facilitar formas de cooperación o de organización comunitaria que defiendan los intereses de los pequeños productores y preserven los ecosistemas locales de la depredación”.

La encíclica Laudato Si’ nos invita a colaborar en el cuidado de nuestra casa común y culmina con este desafío: “¡Es tanto lo que sí se puede hacer!”

 

Jaime Morales Hernández / Académico del Centro de Investigación y Formación Social

Ciencia a sorbos

Ciencia para la casa común

 

En ocasiones pensamos que la ciencia es un cuerpo sólido, que avanza de manera lineal y determinista y que va más allá de los sujetos concretos que la hacen y cuyos resultados son permanentes e inapelables.

Lo cierto es que las reflexiones más vigentes sobre la ciencia apuntan al reconocimiento de la importancia de los contextos y las personas, dónde se hace y quién la hace. Este rasgo subjetivo no implica que la ciencia se haga a voluntad, no implica que pierda veracidad y confiabilidad, sino que subraya la importancia del consenso, la diversidad y la reflexión constante del científico y de la comunidad científica, no solo sobre su objeto de estudio sino también sobre sus propios procedimientos.

En la encíclica Laudato Si’ del papa Francisco uno de los apartados se titula “Nada de este mundo nos resulta indiferente”, y otro “Unidos por una misma preocupación”. En ellos apela a la preocupación y responsabilidad que todo ser humano debe mostrar por el mundo que habita. Dado que en el sentido mismo de la ciencia está la generación de conocimiento sobre cómo funciona la naturaleza, los científicos tienen un papel protagónico en la discusión y desarrollo de alternativas de solución para los problemas que actualmente vivimos en lo que a la ecología respecta.

No obstante, esto no implica que los consensos se den de manera natural. En ocasiones un mismo problema es abordado de maneras diferentes, incluso contrapuestas. Tal es el caso de dos investigadores que asistieron al Café Scientifique iteso en años recientes. El doctor Luis Herrera Estrella, investigador del Laboratorio Nacional de Genómica y uno de los principales investigadores a escala mundial en el tema de trasgénicos, cuya principal preocupación es la generación de alimentos suficientes para el total de la población mundial con el menor impacto contaminante relativo al uso de herbicidas, fungicidas o insecticidas.

También estuvo Paulo Petersen, agrónomo brasileño, que comparte la preocupación por desarrollar mecanismos sostenibles en la generación de alimentos, pero desde la agroecología, particularmente el formato de “la milpa”.

Estas dos posturas, no necesariamente contrapuestas pero sí diferentes, dan una idea de la diversidad de aproximaciones que desde la misma ciencia pueden estar haciéndose ante una misma problemática, y la importancia de que los ciudadanos conozcamos cómo es que esta funciona, reconozcamos los procesos que le brindan confiabilidad —reproductibilidad, falsabilidad, consenso, entre otros— y seamos capaces de establecer posturas críticas y racionales.

Conoce más sobre nuestras presentaciones en:

 

Maya Viesca / Coordinadora Café Scientifique

 

La Pizca. Experiencia y pensamiento Jesuita

Pierre Teilhard de Chardin (1881–1955)

Escribir unas líneas sobre un sacerdote jesuita francés, paleontólogo, geólogo, botánico, filósofo y místico, que nació hace más de cien años y que ha sido olvidado durante mucho tiempo aparentemente no tiene mucho sentido. Sin embargo, si consideramos que su concepción de la evolución de la vida es valorada por varios distinguidos científicos y pensadores contemporáneos como una de las más cercanas a las ciencias modernas podríamos cambiar de opinión. Tal es la opinión, por ejemplo, de Edgar Morin, Fritjof Capra y Salvador Pániker.

En efecto, Teilhard fue educado durante su niñez en contacto cercano con la naturaleza. En ella observó la comunión del conjunto de los diferentes seres vivos y los interpretó como una manifestación de la creación de Dios. Entre otras cosas, eso lo llevó a estudiar filosofía y teología, para formarse como jesuita, y posteriormente botánica y zoología, para especializarse en paleontología, lo que lo condujo a realizar diversas investigaciones en China.

Teilhard se propuso hacer “una lectura evangélica de la visión científica del universo”. Es decir, integrar su visión científica de la evolución con su experiencia mística y teológica. El resultado fue una visión coherente del universo, de la vida y del ser humano concebido como un proceso evolutivo que aún está lejos de concluir.

La propuesta de este brillante científico jesuita tiene actualmente una doble pertinencia. Por un lado, se relaciona con la nueva encíclica, Laudato Si’, del papa Francisco, pues ambos entienden la vida como un proceso evolutivo que entrelaza al conjunto de seres vivos, que requiere ir acompañado de una mayor conciencia sobre la manera como interactuamos los seres humanos con la naturaleza o, en otras palabras, que necesita urgentemente una mayor reflexión sobre el sentido de nuestros conocimientos y actuación sobre ella. Además, Teilhard y Francisco coinciden en que esta toma de conciencia debe desembocar en una mejor espiritualidad humana. Otra consideración que nos remite a ubicar la pertinencia contemporánea del pensamiento de Teilhard es que, entre las místicas occidentales, se valora su filosofía como la que más se aproxima a la biología evolutiva y de los sistemas complejos, lo cual está en sintonía con concepciones científicas de vanguardia.

La pasión por la génesis del universo, la formación de la Tierra, el origen de la vida, la aparición del ser humano y la presencia del Absoluto en todo este proceso evolutivo, como él decía, es lo que integra el pensamiento de este genial jesuita.

 

Enrique Luengo González / Académico del Centro de Investigación y Formación Social

La economía solidaria como cuidado de la casa común

La Compañía de Jesús, a través de sus sacerdotes y promotores de la Misión de Bachajón en el norte de Chiapas, ha trabajado desde 1958 con las comunidades de la zona en un proyecto de lucha por la equidad social y la sustentabilidad ecológica. Este esfuerzo colectivo, dirigido a 600 comunidades indígenas, ha consolidado la práctica de la economía solidaria, al tiempo que se respetan los usos y costumbres comunitarios y se defiende el territorio generando propiedad social y eficiencia empresarial. Hoy el colectivo comprende diversos proyectos como la producción de miel, de jabones y de café, así como microfinancieras; una serie de emprendimientos que se sintetizan en las palabras mayas–tseltal Yomol A’tel, cuyo significado es “soñar y trabajar juntos”.

El pueblo maya tseltal es el grupo indígena más numeroso en Chiapas y presenta un grado de marginación muy alto. Específicamente, los municipios de Sitalá y Chilón, donde la Compañía de Jesús trabaja en forma más focalizada la producción de café, se encuentran entre los sesenta más pobres a escala nacional. El grupo Yomol A’tel ha representado una mejora de ingresos para estas familias al exportar el café, ya procesado, a través de redes de mercado directo. Óscar Rodríguez, sj, afirma que si bien el café no es la solución para la problemática social, quitarle el ingrediente de explotación lo convierte en un generador de mejoramiento de calidad de vida. Este acompañamiento en la lucha por la equidad y justicia social, así como el respeto por la naturaleza y la responsabilidad ambiental, cumple con los dos objetivos esenciales de la encíclica Laudato Si’ del papa Francisco: la programación de una agricultura sostenible y un camino a la resolución del problema del hambre y la pobreza.

Óscar explica que Laudato Si’ debe leerse como una encíclica social cuyo origen está en la tendencia global de privatización del medio ambiente. El documento muestra una realidad que debe llevar a una reflexión profunda y a cambiar estilos de vida, no solo de consumo sino de producción. En este sentido, la encíclica no ha hecho más que reforzar el trabajo que realiza la Compañía de Jesús en Chiapas desde los años cincuenta. Actualmente, la zona es un blanco de intereses mercantiles y las comunidades indígenas, que habitan lugares con una gran cantidad de recursos naturales, se encuentran vulneradas día a día. Aunque no es posible desalojarlos de forma directa, una de las formas que se han vivido es la pauperización de las zonas para provocar un desplazamiento “voluntario”. Es así como los esfuerzos de la Compañía de Jesús se suman a la defensa activa del entorno de vida de las poblaciones indígenas al dotarles seguridad económica por medio de las cooperativas de economía solidaria y fortaleciendo la cohesión social entre la comunidad.

Lo dicho por el papa Francisco en la encíclica, dice Óscar, también implica que el Evangelio no puede estar al margen de la vida de las personas, y nos cuestiona: ¿Cómo denunciar una injusticia? ¿Cómo reivindicar un derecho? ¿Cómo tomar postura del lado del oprimido? Laudato Si’ llama a un proceso de conversión que implica conocer las causas del problema ambiental, sus consecuencias y las implicaciones de las decisiones que tomamos día a día. Hoy, dice Óscar, no es suficiente separar la basura, cuidar el agua o minimizar el uso del automóvil: es necesario ser parte activa de las problemáticas más amplias y globales al tiempo que se generan modos de vida más coherentes.

De esta forma, Laudato Si’ refuerza la médula del trabajo de la Compañía de Jesús en Chiapas: la lucha por la justicia, la dignidad y el reconocimiento de los valores colectivos. En palabras del papa Francisco: se desarrollan vínculos y surge un nuevo tejido social, se libera a la comunidad de la indiferencia consumista, se cultiva una identidad común, y se cuida al mundo y la calidad de vida de los más pobres con un sentido solidario, que es al mismo tiempo conciencia de habitar un mismo espacio. Actualmente, finaliza Óscar, no es suficiente pugnar solo por los nuestros y por nuestro entorno inmediato, sino ver más allá y sumarnos a la lucha colectiva por el cuidado de nuestra casa común: el planeta Tierra.

  • Óscar Rodríguez, sj es agroecólogo y activista de la economía solidaria, acompaña procesos educativos en comunidades mayas tseltales de Chiapas desde 1986.
  • El colectivo Yomol A’tel está conformado por las cooperativas Tsúmbal Xitalha’, Bats’il Maya, Capeltic, Chabtic y Xapontic, así como por varias universidades, fundaciones y empresas.
  • El café vendido por las cafeterías Capeltic proviene de la producción de 600 comunidades tseltales de la Selva Norte de Chiapas. Para conocer más de esta iniciativa entra a capeltic.org

Daniela Martin / Comunicadora de la ciencia y la cultura