La economía solidaria como cuidado de la casa común

La Compañía de Jesús, a través de sus sacerdotes y promotores de la Misión de Bachajón en el norte de Chiapas, ha trabajado desde 1958 con las comunidades de la zona en un proyecto de lucha por la equidad social y la sustentabilidad ecológica. Este esfuerzo colectivo, dirigido a 600 comunidades indígenas, ha consolidado la práctica de la economía solidaria, al tiempo que se respetan los usos y costumbres comunitarios y se defiende el territorio generando propiedad social y eficiencia empresarial. Hoy el colectivo comprende diversos proyectos como la producción de miel, de jabones y de café, así como microfinancieras; una serie de emprendimientos que se sintetizan en las palabras mayas–tseltal Yomol A’tel, cuyo significado es “soñar y trabajar juntos”.

El pueblo maya tseltal es el grupo indígena más numeroso en Chiapas y presenta un grado de marginación muy alto. Específicamente, los municipios de Sitalá y Chilón, donde la Compañía de Jesús trabaja en forma más focalizada la producción de café, se encuentran entre los sesenta más pobres a escala nacional. El grupo Yomol A’tel ha representado una mejora de ingresos para estas familias al exportar el café, ya procesado, a través de redes de mercado directo. Óscar Rodríguez, sj, afirma que si bien el café no es la solución para la problemática social, quitarle el ingrediente de explotación lo convierte en un generador de mejoramiento de calidad de vida. Este acompañamiento en la lucha por la equidad y justicia social, así como el respeto por la naturaleza y la responsabilidad ambiental, cumple con los dos objetivos esenciales de la encíclica Laudato Si’ del papa Francisco: la programación de una agricultura sostenible y un camino a la resolución del problema del hambre y la pobreza.

Óscar explica que Laudato Si’ debe leerse como una encíclica social cuyo origen está en la tendencia global de privatización del medio ambiente. El documento muestra una realidad que debe llevar a una reflexión profunda y a cambiar estilos de vida, no solo de consumo sino de producción. En este sentido, la encíclica no ha hecho más que reforzar el trabajo que realiza la Compañía de Jesús en Chiapas desde los años cincuenta. Actualmente, la zona es un blanco de intereses mercantiles y las comunidades indígenas, que habitan lugares con una gran cantidad de recursos naturales, se encuentran vulneradas día a día. Aunque no es posible desalojarlos de forma directa, una de las formas que se han vivido es la pauperización de las zonas para provocar un desplazamiento “voluntario”. Es así como los esfuerzos de la Compañía de Jesús se suman a la defensa activa del entorno de vida de las poblaciones indígenas al dotarles seguridad económica por medio de las cooperativas de economía solidaria y fortaleciendo la cohesión social entre la comunidad.

Lo dicho por el papa Francisco en la encíclica, dice Óscar, también implica que el Evangelio no puede estar al margen de la vida de las personas, y nos cuestiona: ¿Cómo denunciar una injusticia? ¿Cómo reivindicar un derecho? ¿Cómo tomar postura del lado del oprimido? Laudato Si’ llama a un proceso de conversión que implica conocer las causas del problema ambiental, sus consecuencias y las implicaciones de las decisiones que tomamos día a día. Hoy, dice Óscar, no es suficiente separar la basura, cuidar el agua o minimizar el uso del automóvil: es necesario ser parte activa de las problemáticas más amplias y globales al tiempo que se generan modos de vida más coherentes.

De esta forma, Laudato Si’ refuerza la médula del trabajo de la Compañía de Jesús en Chiapas: la lucha por la justicia, la dignidad y el reconocimiento de los valores colectivos. En palabras del papa Francisco: se desarrollan vínculos y surge un nuevo tejido social, se libera a la comunidad de la indiferencia consumista, se cultiva una identidad común, y se cuida al mundo y la calidad de vida de los más pobres con un sentido solidario, que es al mismo tiempo conciencia de habitar un mismo espacio. Actualmente, finaliza Óscar, no es suficiente pugnar solo por los nuestros y por nuestro entorno inmediato, sino ver más allá y sumarnos a la lucha colectiva por el cuidado de nuestra casa común: el planeta Tierra.

  • Óscar Rodríguez, sj es agroecólogo y activista de la economía solidaria, acompaña procesos educativos en comunidades mayas tseltales de Chiapas desde 1986.
  • El colectivo Yomol A’tel está conformado por las cooperativas Tsúmbal Xitalha’, Bats’il Maya, Capeltic, Chabtic y Xapontic, así como por varias universidades, fundaciones y empresas.
  • El café vendido por las cafeterías Capeltic proviene de la producción de 600 comunidades tseltales de la Selva Norte de Chiapas. Para conocer más de esta iniciativa entra a capeltic.org

Daniela Martin / Comunicadora de la ciencia y la cultura