Cuidar los años: retrato de los matices de la vejez

Daniela Mabel Gloss Núñez / profesora asociada del iteso y estudiante del doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Guadalajara

 


Colocar el tema del envejecimiento y a personas mayores en la agenda comunicacional y en nuestros diálogos cotidianos resulta cada vez más necesario. Esto se justifica frente al creciente aumento de la población mayor en nuestro país, así como a las notorias ausencias sobre el tema en los productos comunicativos con mayor distribución. En este panorama, resulta importante evidenciar y reconocer el papel que desempeñan las personas mayores en nuestras sociedades, puesto que estas ausencias comunicacionales a la vez reflejan los limitados espacios de convivencia intergeneracional y participación social para los mayores en nuestro contexto.

De cara a estos desafíos, el cortometraje documental Cuidar los años ofrece cinco testimonios de personas mayores pertenecientes a distintos contextos del estado de Jalisco. A través de honestas narraciones sobre sus vidas, Antonieta, Josefina, Yáskara, Rogelio y Esperanza apelan a la sensibilidad y humanidad de la audiencia. Lo que caracteriza a los participantes es la singularidad de sus historias, las cuales podemos encontrar en los mayores que nos rodean si nos damos a la tarea de descubrirlas.

Los temas que los protagonistas presentan, en un ir y venir de múltiples voces, nos tocan como audiencia, pues nos son conocidos y cotidianos. De esta forma transitamos por momentos de la infancia que determinaron a los biografiados y sus personalidades, el amor y las relaciones, momentos de quiebre o crisis que transformaron sus vidas, sus perspectivas sobre la muerte, así como las distintas formas en las que perciben y significan el ser mayores.

Las narraciones van desde las distintas luchas de las mujeres por ganar autonomía sobre sus propias vidas en contextos hostiles, la sexualidad y la sensualidad, hasta el significado y el papel que la enfermedad y la muerte tienen en las vidas de los protagonistas. Estas conversaciones evidencian la posibilidad de entablar diálogos fluidos y casuales sobre temas que con frecuencia son tabú en la interacción con personas mayores.

Al mismo tiempo que conocemos sus historias de viva voz, el cortometraje nos presenta las maneras en las que los protagonistas habitan y transitan sus espacios. Mientras descubrimos detalles íntimos y emotivos de sus vidas podemos conocer cada rincón de sus hogares y los lugares donde se desarrollan en lo cotidiano como si estuviéramos ahí.

La conexión con la naturaleza vincula narrativamente a los protagonistas; en cada entorno se observan árboles, el viento y el agua en constantes y rítmicos movimientos mediante los cuales se construyen paralelismos con las formas en las que perciben y transitan por sus propias vidas.

Los personajes de Cuidar los años entretejen un sinfín de pistas que nos señalan diversas formas de significar la vida, la vejez y la muerte, como parte de un proceso inacabado, con momentos dulces y amargos, pero que siempre continúa con proyectos, esperanza e ilusiones de vida.

 

 

Durante 2020 Cuidar los años se exhibirá en diversos foros, festivales y muestras de cine. A partir de 2021 se podrá acceder a él en línea de forma gratuita. Este cortometraje fue realizado por un equipo de estudiantes y profesores del Proyecto de Aplicación Profesional Alter CÓDIGO ITESO. Se busca generar representaciones alternativas a las dominantes sobre grupos socialmente desfavorecidos. Se han producido diversas piezas visuales y audiovisuales sobre personas mayores y afectados ambientales, además de dos campañas de sensibilización hacia las personas mayores en redes sociales para el proyecto “Ciudad amigable para los mayores”, en conjunto con los gobiernos de Guadalajara y Zapopan, la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la salud.

Repensando al poder gris

Emma Urbina Aceves, Alejandro Pérez–Duarte Fernández y Fabiola Colmenero Fonseca / investigadores del Laboratorio de Movilidad Reducida y Tercera Edad y académicos del ITESO

 

La historia reciente nos ha jugado una mala pasada. Hemos trabajado duro para avanzar en ciencia, tecnología y medicina, consiguiendo una longevidad envidiable para cualquier otra época, pero la misma cultura que la hizo posible nos ha metido el pie en este camino al estigmatizar a la vejez como la etapa menos deseable de la vida.

Esto no ha sido siempre así, pues ha habido cambios culturales abruptos, y en particular uno que Enrique Calvo Gil sitúa al inicio del siglo xxi con la modernidad, en el momento en que desaparece la familia tradicional patriarcal —la gerontocracia, que venera y empodera al anciano— para pasar al periodo actual que lo margina, desintegrándolo de círculos sociales y de poder.[1] Hoy la vejez se ha convertido en una edad prohibida. En palabras del mismo Calvo Gil, vivimos en una “sociedad gerontofóbica surgida quizá de la propia ley de la oferta y la demanda”,[2] pues si hay algo en la sociedad actual es que los adultos mayores son cada vez más númerosos.

Para evadir este estado de la vida hemos conseguido reconvertir a la medicina en una gigantesca industria de tratamiento farmacéutico contra la “enfermedad” de la vejez, edad a la que nadie quiere reconocer como su futuro más probable. De hecho, lo más grave es que nos hemos prohibido a nosotros mismos vivir nuestra vejez personal.

Frente a esta paradoja hay que replantearse la forma de entender esta etapa. ¿Qué es lo que tendremos cuando lleguemos a los últimos años de nuestra vida? Habrá un cuerpo inevitablemente debilitado, frágil y en algún momento dependiente, pero en otros aspectos estaremos fortalecidos como en ninguna otra etapa de nuestra vida.

El carácter es uno de estos rasgos, y en este aspecto no hay cómo vivir y desarrollar al carácter si no es envejeciendo. En palabras de los existencialistas, somos “un ser en proyecto” que solo al final se encuentra lo más completo posible y, para ellos, envejecer es el proyecto del alma. El carácter se solidifica únicamente con el tiempo, y aquello que queríamos ser, la forma de moldear la vida, los anhelos, las ilusiones y las esperanzas, se alcanzan —algunas— solo cuando somos viejos. Es la perseverancia y el tiempo lo que forma al carácter, siendo su símbolo las arrugas y los cabellos grises.

Para explicar el poder de la vejez James Hillman propone la metáfora de una piedra, grisácea y envejecida, pero sólida y firme. Para él, el carácter del viejo es

[…] como una piedra en el lecho del río, puede que no haga nada salvo estar ahí, pero el río se ve obligado a tenerla en cuenta y a alterar su flujo por su mera presencia […] cuando se aparta a todos los viejos y se les lleva a residencias aparte, el río fluye con mayor facilidad. No hay piedras que sirvan de obstáculo. Pero también tiene menos carácter.[3]

Entre las características de un carácter envejecido se puede incluir, por ejemplo, el gozo de la rutina. Al decirle a un adulto mayor “ya me lo contaste” podemos obtener como respuesta: “Es que me gusta contarlo”. Desde el punto de vista de la senectud cabe preguntar ¿por qué concebir la repetición como un fracaso? o ¿será que la necesidad de novedad no es una forma de adicción? Hay algo de sabiduría en la repetición, en la cual se origina la tradición oral, la cual podemos encontrar también en los niños, que gustan tanto de escuchar una misma historia varias veces.

De forma similar, hay una cierta astucia en la pérdida de memoria a corto plazo que suele aparecer con la vejez. Un anciano puede quizá olvidar sucesos inmediatos del día, hechos intrascendentes, para abrir espacio, por el contrario, a remembranzas ancestrales llenas de significado y sentido, que marcaron realmente la vida de la persona. Si hay una pérdida a corto plazo, hay una ganancia a largo plazo, pudiendo ver la vida desde una perspectiva madura, por decirlo de alguna forma.

Así, lo que proponen estos autores es una nueva cultura de la vejez, dentro de la cual se busca capitalizar las fortalezas del adulto mayor. Siguiendo la metáfora de Hillman, se trata de mantener las piedras en el río. ¿Cómo hacer esto? ¿Cómo reintegrar a nuestros ancianos al núcleo central de nuestra sociedad? Hoy existen experiencias importantes en el mundo, las cuales habrá que observar, registrar y llevar a la práctica en la medida de lo posible.

 

Sustentabilidad poblacional y vejez

El envejecimiento es un fenómeno inevitable y parte del proceso natural, pero lo que hay hoy en ciertos países es un envejecimiento acelerado, con preponderancia marcada en la región de América Latina y el Caribe, lo cual ha roto equilibrios demográficos ancestrales. Como apuntan Sandra Huenchuan y Emiliana Rivera, la estabilidad social depende del equilibrio, y hay que rever la propia noción de sustentabilidad:

[…] con la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, las personas mayores, la edad, o ambas, se incluyeron explícitamente en algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ods)

[…] una mirada transversal de las necesidades y los intereses de las personas mayores permite identificar áreas de oportunidad en otros ods que no las incluyen de manera particular, pero que son extensivas a todas ellas.[*]

La razón de este envejecimiento poblacional se debe principalmente a dos fenómenos: la baja natalidad y la reducción de la mortalidad. Si comparamos ambos fenómenos en la región latinoamericana y en dos periodos distintos, nos podemos percatar de que los índices son muy variables. Entre 1965 y 1970 el promedio aproximado de vida era 59 años, mientras que la tasa de fecundidad era de 5.5 hijos por mujer; para el periodo entre 2015 y 2020 se pasó a casi 76 años, y tasas levemente inferiores al nivel de reemplazo de dos hijos por mujer.[**] Esto quiere decir que la población ha ganado años de vida, incrementado su longevidad y peso relativo en un lapso muy corto.

Aunque es una tendencia clara, los países que componen parte de la región latinoamericana se encuentran en distintas etapas de la transición demográfica. Por mencionar algunos países: en la actualidad México Argentina, Ecuador, Nicaragua y Panamá cuentan tasas de fecundidad sobre el nivel de reemplazo (cercanas a los 2.5 hijos por mujer), pero con esperanzas de vida superiores a la media regional de 75.7 años. Se espera que para el periodo entre 2030 y 2035 el envejecimiento demográfico en la región aumente, así como en Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, Jamaica, México, Panamá, Perú, San Vicente, Las Granadinas, Surinam y Santa Lucia, que pasarán a la etapa de “envejecimiento avanzado”, en la que se ubican solo tres países: Argentina, Chile y Trinidad y Tobago, con tasas de fecundidad de 1.73 hijos por mujer (excepto Argentina con 2.3 hijos por mujer) y con porcentajes entre 15% y 17% de la población con más de 60 años de edad.[***]

Este escenario es el que permite afirmar que el envejecimiento y sus demandas sociales, como sostener la salud y el bienestar en una vida más prolongada, será el fenómeno demográfico más relevante en los próximos años en la región. Pero no solo la vida prolongada es un tema que preocupa en el ámbito económico por la relación de dependencia de la población, también es necesario rever el valor social que tiene este grupo poblacional.

 

[*] Huenchuan, Sandra y Emiliana Rivera. Experiencias y prioridades para incluir a las personas mayores en la implantación y seguimiento de la Agenda 2020 para el Desarrollo Sostenible. cepal, Santiago de Chile, 2019, p.9

[**] Huenchuan, Sandra (ed.). Envejecimiento, personas mayores y Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: perspectiva regional y de derechos humanos. En Libros de la cepal. Núm. 154 (lc/pub.2018/24–p), cepal, Santiago de Chile, 2018.

[***] Idem.

Espacios intergeneracionales

Los llamados espacios intergeneracionales toman interés particular cuando se habla de senectud. Como su nombre lo indica, este tipo de espacios busca colocar diferentes grupos etarios en un mismo lugar, haciendo surgir intercambios interpersonales que por lo regular enriquecen la experiencia social.

La participación del adulto mayor es importante en estos lugares, pues introduce visiones particulares basadas en años de experiencia. Desde el punto de vista social, se puede usar como una estrategia para capitalizar valores del adulto mayor, pues no son solo los ancianos los que suelen beneficiarse en este tipo de espacios. Las dinámicas intergeneracionales provocan el apoyo mutuo y propician empatía; sentimientos que podrían dar ayudar a un sinnúmero de problemas que acechan a la sociedad, sobre todo en etapas tempranas de la vida. Una encuesta de Gallup señala a los jóvenes de entre 15 y 29 años como los más estresados, preocupados y enojados en Estados Unidos.[****]

Para crear experiencias intergeneracionales la universidad representa una oportunidad, y de hecho se pueden citar algunas prácticas recientes en varias partes del mundo. En México se pueden observar los programas para adultos mayores en algunas universidades. Los hay de deporte y cultura, pero también hay cursos de estudios de hasta tres años. Everardo Camacho y Araceli Hernández han observado los efectos benéficos de uno de estos programas en Guadalajara sobre un grupo de ancianos, en los que han detectado mejoras significativas en estados de ánimo y de salud.[*****]

Pero las experiencias intergeneracionales pueden ir más allá. Convivios entre estudiantes y adultos mayores más contundentes se pueden encontrar en instituciones filantrópicas holandesas, como los bloques habitacionales de Humanitas Deventer, donde jóvenes estudiantes son alojados a precios muy accesibles a cambio de convivir algunas horas a la semana con los ancianos que los hospedan. La simbiosis ha dado resultados.

En Londres, en el Central Saint Martins se lleva a cabo el Grandfest, un festival que permite a las personas mayores compartir sus experiencias con los estudiantes, con la idea de conservar el conocimiento y transmitirlo de generación en generación.

En Estados Unidos han surgido asociaciones entre universidades y capital de inversión en vivienda para un producto inmobiliario que se perfila bajo el nombre de “university retirement communities”, bloques compactos de habitación dentro del campus, en los que se reincorpora a los adultos mayores en la vida académica mediante cursos, programas de bienestar y actividades artísticas. Se trata de una oportunidad de negocio, así como de darle un nuevo sentido a la vejez.

[****] Ray, Julie. Americans’ stress, worry and anger intensified in 2018. En Gallup News. 25 de abril de 2019. Disponible en: https://news.gallup.com/poll/249098/americans-stress-worry-anger-intensified-2018.aspx; consultado el 19 febrero de 2020.

[*****] Camacho, Everardo y Araceli Hernández. La inclusión de adultos mayores en el sistema universitario. En Maldonado, Margarita; Rocío Enríquez y Everardo Camacho (coords.). Vejez y envejecimiento, una aproximación interdisciplinaria. iteso, Tlaquepaque, 2019.

Ligas de interés

[1] Gil Calvo, Enrique. El poder gris: Una nueva forma de entender la vejez. Mondadori, Barcelona, 2003.

[2] Ibidem, p. 46.

[3] Hillman, James. La fuerza del carácter y la larga vida. Plaza & Janes, Barcelona, 2000, p. 47.

 

Abuelos en la lucha

[*]

Alejandro Mendo Gutiérrez / académico del ITESO

En los años recientes personas mayores de diversos países han salido a las calles para protestar contra el incumplimiento de los derechos que por ley deberían disfrutar en su etapa de retiro y descanso. A estas movilizaciones masivas de ancianos se les ha llamado “protestas de bastones” o “marchas de los abuelos”, y han emergido con fuerza en ciudades españolas, uruguayas, chilenas y argentinas a causa de que las políticas neoliberales vienen rebajando las garantías y los beneficios que las instituciones gubernamentales deberían ofrecerles.

El maltrato y el abandono permanente de la tercera edad son dos de las quejas centrales de estos colectivos, que acusan pensiones insuficientes y desatención en servicios médicos, además de deficientes gratuidades en transporte público y limitado acceso a actividades recreativas. En algunos casos, las fuerzas del orden han repelido con agresividad estas manifestaciones con el uso de gas lacrimógeno y vehículos blindados.

Para tener una idea del ingreso económico que llegan a recibir jubilados sudamericanos, en Argentina su pensión mensual equivale a la mitad del salario mínimo. A esto hay que sumar el decepcionante desempeño que han tenido las Administradoras de Fondos de Retiro chilenas, que pulverizaron los ahorros de décadas y ahora rinden raquíticas pensiones a sus retirados. En Santiago de Chile los miles de adultos mayores que han salido a protestar dicen hacerlo no solo por ellos sino por todos: “Cuando llegas al final de la vida te das cuenta de que no tienes nada”, dice uno de ellos. Jubilados españoles se decepcionan de la indiferencia de las generaciones jóvenes ante sus justos reclamos. Dice un sexagenario: “Nos hemos pasado la vida luchando por mejores condiciones de vida para que ellos no tuvieran que hacerlo”.

Como una respuesta integral la República del Uruguay ha desplegado una amplia estrategia de cobertura asistencial que atiende a las personas mayores a través de un esquema de institucionalización de servicios gubernamentales combinado con la participación de organismos civiles que prestan servicios sociales en barrios y vecindarios. Entre los recursos más innovadores está la entrega gratuita de tablets que facilitan trámites oficiales, animan la comunicación a distancia con familiares y que les abren el acceso a la Internet.

Esta preocupante situación que se generaliza no tarda en irrumpir en el escenario mexicano, sobre todo a partir de la revisión a la baja con que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha calificado los montos máximos que deben recibir los pensionados del Instituto Mexicano del Seguro Social. A esto hay que añadir los exiguos rendimientos que reportan las administradoras de fondos para el retiro, de lo que se desprende su inminente revisión contable y probable reconfiguración financiera. ¿Aquí también saldrán a luchar nuestros abuelos?

 

Notas al pie

[*] Con información de bbc News Mundo, El Siglo, El Español y Actualidad rt.

Editorial

Nuestros entornos de vida parecieran adaptados para facilitarnos la existencia cotidiana, excepto cuando por accidente o enfermedad perdemos la movilidad física y requerimos desplazarnos con ayuda de accesorios. La accesibilidad universal en espacios públicos y en ámbitos privados es una envidiable realidad en muchas ciudades globales, pero en nuestras urbes mexicanas todavía es un rezago que debe superarse.

En este número de Clavigero hablamos de vejez, accesibilidad y hábitat pensando en reflexionar sobre las implicaciones y los retos que todavía enfrentamos en ese tema. En estas páginas podremos conocer cómo personas mayores de otros países han conquistado derechos sociales que no solo les benefician a ellos sino que amplían garantías hacia más colectivos en lo que se ha llamado “la revolución gris”.

 

Alejandro Mendo Gutiérrez

Profesor del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano del iteso, coordinador temático de este número.

Clavigero Núm. 15

No. 15

Hábitat, accesibilidad y vejez

Periodo: febrero – abril 2020

La accesibilidad universal en espacios públicos y en ámbitos privados es una envidiable realidad en muchas ciudades globales, pero en nuestras urbes mexicanas todavía es un rezago que debe superarse.

En este número de Clavigero hablamos de vejez, accesibilidad y hábitat pensando en reflexionar sobre las implicaciones y los retos que todavía enfrentamos en ese tema. Con ello, intentamos dar a conocer cómo las personas mayores de otros países han conquistado derechos sociales que no solo les benefician a ellos sino que amplían garantías hacia más colectivos en lo que se ha llamado “la revolución gris”.

Alejandro Mendo Gutiérrez
Coordinador del número.

Publicado: 2020-01-04

Contenido

  • Editorial
  • Abuelos en la lucha
    Alejandro Mendo Gutiérrez
  • Repensando al poder gris
    Emma Urbina, Fabiola Colmenero y Alejandro Pérez Duarte Fernández
  • Infografía. Modelo del envejecimiento activo
  • Cuidar los años. Retrato de los matices de la vejez
    Daniela Mabel Gloss Núñez
  • Vejez y espacios accesibles
    Alejandro Mendo Gutiérrez
  • Ciencia a sorbos. Nacer, crecer, reproducirse y …
    Maya Viesca
  • La Pisca. Villa María, casa de descanso y enfermería
    Luis Octavio Lozano Hermosillo, SJ
  • ¿Facilitar o estimular?
    Everardo Camacho Gutiérrez
  • Ciudad amigable para las personas mayores
    Rocío Enríquez Rosas y María Martha Ramírez García

El uso de la energía solar como fuente de energía limpia y renovable

Luis Carlos Shaar Velázquez / académico del ITESO

 

La energía solar es la alternativa de generación de energía limpia y renovable más viable a pequeña escala (casas, comercios e industrias). En México contamos con algunos de los índices de radiación para generar energía eléctrica más altos del mundo. Se usa en dos modalidades de tecnología solar:

    • Térmica, para calentar agua aprovechando el calor del sol, aplicada en los calentadores de agua solares en sus diferentes tipos.
    • Fotovoltaica, para generar energía eléctrica, aplicada en los paneles sistemas fotovoltaicos o “paneles solares”, en sus diferentes modalidades.

Con ellas se logra mitigar el cambio climático por la reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, ya que se evita el uso de combustibles no renovables o contaminantes para generar calor o energía eléctrica. Desde la óptica de la sustentabilidad y el medio ambiente, el beneficio de su uso es claro y éticamente imperativo.

Estas tecnologías ya están disponibles en el mercado y al alcance de cualquier consumidor. Así, optar por su uso depende de dos factores.

El primero es tener un uso racional y sustentable. Para el caso de la energía solar térmica, se sugiere considerar un uso promedio de 100 litros de agua diarios para satisfacer las necesidades de una persona tanto de consumo como de higiene, según el parámetro de la Organización Mundial de la Salud. En el caso de la solar fotovoltaica, realizar un análisis de las características del uso de la energía consumida para garantizar las condiciones de seguridad en ese consumo y que no haya desperdicios.

El segundo es contar con los recursos económicos para su adquisición. Para la tecnología solar térmica, la relación entre su precio y el ahorro en el pago de gas hace que la recuperación de la inversión sea de meses, y su adquisición por medio de préstamos o créditos es asequible. En cuanto a la fotovoltaica, el retorno de inversión depende de los precios de la energía definidos para cada una de las tarifas establecidas en el portal de la Comisión Federal de Electricidad: pueden ir desde tres y medio hasta siete años, dependiendo de la cantidad de energía eléctrica que se requiera generar. En este tipo de tecnología hace falta un esfuerzo desde el gobierno y la iniciativa privada para bajar los costos y hacer su instalación más asequible para toda la población.

Conoce más:

 

El tamaño del sol mexicano

      • México es el país con mayor radiación solar en América Latina, pero explota una mínima parte. Su potencial sería de 40 mil mw, no obstante, solo aprovecha un poco más de dos mil.
      • Alemania, por ejemplo, produce muchísima más energía solar (10,234 MW) que México (16 MW), aunque su territorio es 18% del mexicano.
      • Leipzig, Alemania, sede de una de las plantas solares más importantes del mundo, recibe 2.7 kwh / m2 al día; en contraste, el territorio de Sonora recibe más de 6 kwh / m2 al día.
      • La mitad del territorio mexicano tiene niveles promedio de radiación solar suficientes para satisfacer la necesidad de generación eléctrica de un hogar promedio. Eso es tanto como 5.3 kwh / m2 al día.
      • La empresa mayorista SDE afirma que de 2012 a 2018 se cuadruplicaron las instalaciones fotovoltaicas en el país, y lo atribuye a mejores tarifas de electricidad y la baja en el costo de los componentes.

 

La importancia del diseño bioclimático para la sustentabilidad energética de las edificaciones

Guadalupe Huelsz / académica del Instituto de Energías Renovables de la UNAM

Se estima que el consumo de energía en las edificaciones en México representa 30% del consumo total nacional.[1] El consumo de energía para el acondicionamiento de las edificaciones presenta en los últimos años un aumento desproporcional, que, de continuar, para el año 2050 será 3.5 veces el ya alto consumo actual.[2] Este crecimiento se debe principalmente a dos factores: estos sistemas han ido reduciendo su costo y por lo general las edificaciones no se diseñan para ser térmicamente confortables sin el uso de sistemas de climatización de alto consumo de energía.[3]

Para aumentar la sustentatilidad de una edificación es conveniente incorporar la generación de energía por fuentes renovables in situ, pero más importante aún es evitar el consumo inecesario, lo que se logra con un diseño bioclimático, es decir, tomando en cuenta el clima del lugar donde se construirá,[4] que incorpore el uso de la iluminación y la ventilación naturales.

Es indispensable que en la formación de los futuros arquitectos se incluya el diseño bioclimático. También es importante la preparación de ingenieros especialistas en diseño bioclimático con un profundo conocimiento de la trayectoria aparente del sol, transferencia de calor, dinámica de fluidos y termodinámica aplicadas al diseño de edificaciones. Desde la etapa inicial de diseño de una edificación se requiere el trabajo conjunto de arquitectos y de ingenieros especialistas en estas áreas.

Un ejemplo de trabajo en este campo es el diseño del plan maestro de la ampliación del Instituto de Energías Renovables de la Universidad Nacional Autónoma de México (IER–UNAM) y de un edificio de docencia que será demostrativo de diseño bioclimático para clima cálido subhúmedo. El proyecto está a cargo del Grupo de Energía en Edificaciones del IER–UNAM, en conjunto con arquitectos del Laboratorio de Energía, Medio Ambiente y Arquitectura de la Universidad de Sonora.

Instrumentaremos profusamente este edificio para medir las variables físicas con el fin de evaluar su desempeño térmico, lumínico, acústico y energético y comparar con lo predicho por los programas computacionales de simulación, que hemos utilizado como herramientas auxiliares de diseño. Realizaremos campañas para que los usuarios utilicen adecuadamente el edificio y evaluaremos su grado de satisfacción, ya que éstos son aspectos importantes para que una edificación sea sustentable.[5]

 

RECUADRO

Aspecto

% de viviendas
con diseño adecuado

Colores adecuados en el techo

83

Porcentaje de área ocupada

61

Color de los muros

59

Alturas interiores

41

Promedio

30

Número de niveles

25

Piso exterior (en predio)

17

Orientación para la ventilación

16

Distribución de áreas

13

Orientación para el control de la radiación solar

10

Pavimento o material en andadores

1

Uso de vegetación y árboles

0

 

Fuente: investigación de 2011 sobre sistemas pasivos de climatización (elementos de construcción para la comodidad y la reducción de consumo de energía) en viviendas nuevas a la venta en cinco regiones del país: Colima, Hermosillo, zona metropolitana de la Ciudad de México, Tampico y Temixco. Véanse las referencias bibliográficas de este texto.

 

[1] Secretaría de Energía, SENER. Balance nacional de energía 2017, SENER, Ciudad de México, 2018. Disponible en: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/414843/Balance_Nacional_de_Energ_a_2017.pdf, consultada el 18 de octubre 2019, y Chatellier, Diego y Michael McNeil. Consumo de electricidad de edificios no residenciales en México: la importancia del sector de servicios (Cuadernos de la CONUEE / Nuevo ciclo, 3), CONUEE, Ciudad de México, 2019.

[2] McNeil, Michael et al. Mexico space cooling electricity impacts and mitigation strategies, Analysis Supporting the Summit on Space Cooling Research Needs and Opportunities in Mexico, Casa de la Universidad de California, Ciudad de México, 15–16 de febrero de 2019.

[3] Huelsz, Guadalupe et al. Uso de sistemas pasivos de climatización en cinco zonas de la república mexicana. En Memorias de la XXXV Reunión Nacional de Energía Solar, ANES, Chihuahua, 2011, abc–32, pp. 177–182.

[4] Olgyay, Victor. Design with climate: bioclimatic approach to architectural regionalism, Princeton University Press, Princeton, 1963.

[5] Proyecto patrocinado por el Fondo Sectorial Conacyt–Secretaría de Energía, Sustentabilidad Energética, con el número 291600. Grupo de Energía en Edificaciones del IER–UNAM y Laboratorio de Energía, Medio Ambiente y Arquitectura de la Universidad de Sonora.

 

Ciencia a sorbos. Nada se mueve sin energía

Maya Viesca / académica del Centro de Promoción Cultural y coordinadora del Café Scientifique del ITESO

 

Sin necesidad de remontarnos a que la vida en sí misma implica el intercambio de energía —respiramos iones, comemos iones—, podemos recuperar el devenir de la historia de la humanidad en función del tipo dominante de energía que hemos usado. Palas, poleas y picos movidos por la fuerza humana, carabelas y molinos impulsados por el viento, locomotoras a vapor producido por carbón, y más recientemente la energía eléctrica proveniente de combustibles fósiles.

Esta lectura requiere considerar mínimamente dos elementos: quién sabe y quién posee, incluidas sus respectivas visiones de mundo. El primero sería el conocimiento científico y el desarrollo tecnológico, entender cómo funcionan las cosas y a partir de ello innovar las formas de producir; pero también quién tiene el poder sobre este conocimiento y sobre las materias primas necesarias para producirlo.

Para comprender el momento actual y tener una postura como ciudadanos requerimos información en ambos sentidos. De entrada, no está mal ir al fundamento de qué es la energía y cómo funciona —lo que erradicaría muchos mitos relacionados, por ejemplo, con la alimentación y la medicina—; comprender que, aunque físicamente hay un solo tipo, puede presentarse en diversas formas que pueden transformarse unas en otras. Recordemos nuestras clases de física: la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma (segunda ley de la termodinámica).

Por nombrar algunos tipos podríamos mencionar a la energía lumínica, mecánica, térmica, eólica, solar, química, nuclear, cinética, hidráulica, sonora, radiante, metabólica, magnética, geotérmica, fotovoltaica, mareomotriz, y por supuesto la eléctrica, que es la forma más utilizada y sin la cual no es posible comprender la dinámica mundial.

¿Cómo se produce? ¿Quién posee o puede poseer la tecnología para hacerlo? ¿Cuáles son las formas energéticamente más eficientes y qué implican? ¿Cuáles tienen un menor impacto ambiental? ¿Qué tipo de combustible requieren y cómo se estructura la geopolítica al respecto? Estas son algunas de las preguntas que podemos plantearnos para comprender y posicionarnos con respecto a este tema.

 

Escucha algunas sesiones del Café Scientifique que se relacionan con el tema:

Biocombustibles. https://cultura.iteso.mx/web/general/detalle?group_id=3606729

Energía nuclear. https://cultura.iteso.mx/web/general/detalle?group_id=191035

Fuentes renovables. https://cultura.iteso.mx/web/general/detalle?group_id=5512121

Energía solar. https://cultura.iteso.mx/web/general/detalle?group_id=5525961

Otras ligas de interés
https://www.eugcc-cleanergy.net/e-Observatory

https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/47854/Guia_de_programas_de_fomento.pdf

La Pisca. Experiencias y pensamiento jesuita Ecoespiritualidad y Laudato Si’

Eduardo Anaya Sanromán, SJ / (Facebook) escolar mexicano en Chile, laloanaya@gmail.com, laloanaya.blogspot.com

 

Muchos vivimos desde la lógica de la productividad y nos ha costado darnos cuenta de que nuestra búsqueda desenfrenada de bienestar material y económico sigue destruyendo el planeta. La cultura capitalista atenta contra la biodiversidad.

Es cierto que Laudato Si’ provocó reflexiones en espacios eclesiales; sin embargo, tengo la impresión de que, como cristianos, todavía no pasamos a la acción conjunta y decidida en favor del medio ambiente.

La ecoespiritualidad, entendida como un conjunto de creencias, actitudes, acciones y ritos desde la conciencia plena de la dimensión espiritual humana y cósmica, hunde sus raíces en la mística y los estilos de vida personales y comunitarios sustentables de diversas culturas y tradiciones espirituales. Por fortuna, cada vez somos más conscientes de la importancia de los ritos y los espacios de silencio, de lentitud e inacción para una más plena humanización.

Cuidado con “¡Salvemos a la tortuga!” mientras nos desentendemos de la persona mayor que sobrevive en nuestra misma cuadra. Cuidado con las campañas “¡Adopta un perrito!” mientras no hacemos nada por las niñas, niños y adolescentes que viven en casas del DIF, internados o correccionales.

Seamos lúcidos y no caigamos en la tentación de un cristianismo verde que solo se preocupa de la fauna y la flora dejando de lado a las personas. No se trata de optar entre salvar a la naturaleza o los seres humanos; necesitamos una perspectiva integradora desde la cual nos hagamos responsables de todas las formas de vida.[1]

¿Cómo me estoy relacionando con los demás? ¿Desde la gratuidad? ¿Qué, cuánto y cómo consumo? ¿Necesito realmente lo qué compro?

[1] 1. Cf. Hildegarda Von Bingen, Francisco de Asís, Antonio de Padua, Pedro Claver, Martín de Porres, entre otros hombres y mujeres de la historia.