Vejez y espacios accesibles

Entrevista

Roberto García Martín, gerontoarquitecto

Alejandro Mendo Gutiérrez / académico del ITESO

Vejez y espacios accesibles

Roberto García Martín es un arquitecto especializado en el diseño de espacios residenciales para personas mayores. Radicado en Guadalajara, su experiencia en el campo de la vivienda accesible y los entornos urbanos amigables lo ha proyectado como asesor para gobiernos locales y como consultor de la Organización Mundial de la Salud. En esta conversación nos cuenta algunas claves acerca de la llamada “revolución gris” que la población de la tercera edad viene impulsando en varios países.

 

¿Cuándo empezaste a interesarte en el tema de la vejez y la arquitectura accesible?

Hace unos 16 años escaseó trabajo en mi despacho profesional, lo que me obligó a indagar quiénes podrían ser nuevos clientes potenciales y resultaron ser los adultos mayores. Desde entonces no solo he construido viviendas para personas de la tercera edad sino que he participado en la elaboración de políticas públicas y programas gubernamentales en materia de accesibilidad para personas mayores.

 

En materia de adultos mayores y vivienda accesible, ¿cómo estamos en México?

Muy atrasados, y no solo en vivienda sino en todos los aspectos que tienen que ver con la gerontología. En otras partes del mundo esta disciplina ha logrado hibridarse con distintas profesiones, de suerte que hay diseñadores gerontólogos, gerontomercadólogos, gerontoarquitectos, entre otros. Estas diversas especialidades tienen amplia demanda laboral dondequiera y aquí estamos ignorando esos nichos ocupacionales. En nuestro país los desarrolladores de vivienda todavía no ven oportunidades de negocio en la construcción de casas específicas para personas mayores, y se desprecia financieramente a estos individuos que, por cierto, tienen una probada capacidad económica para adquirir bienes raíces.

 

¿Qué debe considerarse en el diseño de espacios accesibles?

La importancia de la seguridad en el espacio, y no me refiero a bardas ni a cercas sino al contacto visual con otros. A las personas grandes les resulta fundamental ver y ser vistas por los demás, de ahí que el espacio semiprivado sea relevante como transición entre áreas públicas y ámbitos privados.

Por otro lado, se siguen construyendo casas rígidas que no consideran la evolución de las familias ni las diferentes necesidades según las etapas de la vida. Lo que debe diseñarse son viviendas evolutivas que se adapten fácilmente a las cambiantes condiciones de las personas. Si se piensan desde el principio, las casas pueden modificarse para tener una recámara en la planta baja donde antes había un estudio, por ejemplo.

Las opciones emergentes de vivienda compartida (cohousing) se consideran una excelente alternativa, pues permiten la convivencia cercana de personas similares en residencias adecuadas. Estos modelos habitacionales ofrecen unidades privadas independientes dentro de núcleos equipados con servicios especializados y personal capacitado. En nuestro país todavía hay resistencias culturales a ensayar esta opción de vida, pues somos demasiado individualistas y conservadores.

A nivel urbano, nos queda mucho por hacer en nuestras ciudades para convertirlas en sitios accesibles para las personas mayores. Aquí entra el asunto de la accesibilidad cognitiva, es decir, no se trata solo de adecuaciones físicas materiales en calles y banquetas sino el empleo de códigos comunicacionales pensados para que los adultos mayores entiendan la información del contexto. La señalética actual está hecha para nuevas generaciones que captan detalles gráficos que no dicen nada a las generaciones anteriores. Muchos símbolos y colores usados por diseñadores de hoy para transmitir información urbana confunden a los ancianos.

 

¿Qué papel desempeña la tecnología doméstica en la calidad de vida de las personas mayores?

Es un poderoso factor y sirve de mucho, porque solemos pensar que poniendo rampas y puertas anchas en los edificios ya solucionamos el problema, y no. Ya no es suficiente adecuar espacios con elevadores, muebles ergonómicos y agarraderas. Los equipos avanzados y los aparatos sofisticados son muy útiles, pero disminuyen bastante la privacidad y la intimidad de las personas. Por ejemplo, se instalan sensores en las duchas que activan alertas después de algunos minutos, aunque todo esté bien en el baño. Si alguien se cae al bañárse ya no podrá incorporarse para apretar un botón fuera de su alcance, ¿me explico? Cuando una persona mayor no ha salido del baño después de 20 minutos se dispara una alarma conectada al teléfono móvil del cuidador o del familiar. Y lo mismo se aplica para instalaciones de gas y otros ductos que representan riesgos. El otro tema es la seguridad, por lo que se monitorean las viviendas a través de cámaras. En todo caso, se pierde la privacidad personal, pero se gana tranquilidad.

 

¿Qué panorama tiene la vejez en otros países?

En Europa y Asia la autonomía de los adultos mayores es sorprendente. Son tan independientes que nos parecen egoístas. Los ancianos japoneses viven una realidad hipertecnologizada que se suma favorablemente a su conocida longevidad. En España las personas mayores sobresalen por ser los adultos más empoderados. Si las instituciones públicas dejan de cumplir los servicios a que tienen derecho salen a las calles a manifestarse. Hace poco paralizaron Madrid con marchas a pie provenientes de muchas ciudades del país. Ya no están luchando por acceder ellos a servicios básicos, hoy están defendiendo los derechos de sus hijos y nietos. ¿No es increíble? ¡Están protegiendo la vejez de las generaciones posteriores! Por eso, en estas marchas ya no ves solamente cabecitas blancas y bastones, sino que van las familias completas, viejos y jóvenes.

 

¿Has capitalizado tu experiencia hacia tu propia persona?

Sí, desde hace años todas mis decisiones las tomo en función de mí. Mi actual vivienda la diseñé totalmente accesible y estoy independizándome en todos los aspectos, en lo económico, en el cuidado de mi salud, en lo afectivo… Voy rumbo a mi autonomía plena siendo feliz desde ahora.