Comités de ética clínica

Experiencia del Hospital de Especialidades del IMSS, Guadalajara

Jesús Humberto del Real Sánchez / médico y doctor en ciencias sociomédicas, confundador del Comité de Ética Clínica del Hospital de Especialidades del IMSS, Guadalajara

El vocablo bioético fue utilizado por primera vez por el clérigo protestante alemán Fritz Jahr en 1927, en un artículo titulado “Bio-Ethik. Una revisión sobre las relaciones éticas del hombre con los animales y las plantas”,[1] y no por el bioquímico estadounidense Van Rensselaer Potter, quien utilizó la palabra bioethics hasta 1970.[2]

Los comités de ética clínica asistencial u hospitalaria nacieron en Estados Unidos al inicio de los años sesenta del siglo XX, no como una consecuencia de la popularización de la bioética, sino por los dilemas éticos que se presentaron como resultado de los avances de la tecnología médica. Ejemplo de ello fueron las terapias intensivas y los respiradores que permitían mantener las constantes fisiológicas por largo tiempo.

Quizás el primer comité de ética clínica fue el creado en el estado de Oregón a inicios de la década de los sesenta del siglo XX, para determinar a quiénes se les debería asignar una máquina de hemodiálisis, ya que el número de estas era menor que el de los solicitantes.

 

Los pioneros de la bioética y los comités en Jalisco 

La bioética llegó a México en la década de los ochenta. El doctor Miguel Ayala Fuentes,[3] del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional de Occidente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), fue el principal impulsor y difusor de la bioética en Jalisco, con la creación del Centro de Investigación y Enseñanza en Bioética en Guadalajara.

Este centro nace de manera informal en 1992, cuando un grupo de médicos que trabajábamos en el Centro Médico Nacional de Occidente notábamos que las nuevas generaciones ya no compartían la filosofía que nos habían enseñado en los años cincuenta.

Podemos considerar al doctor Ayala el principal impulsor de uno de los primeros comités de ética de la investigación en seres humanos, el del Hospital de Especialidades del IMSS, en Guadalajara, cuyo primer presidente fue él mismo. Después, los doctores Juan Lozano, Gabriel Ramírez y Juan Manuel González Flores continuarán con este cargo.

En 2004, y de acuerdo con la normatividad del IMSS, este comité se dividió en dos: el de ética de la investigación y el de ética clínica; de este último, el primer presidente fue el doctor Juan Manuel González Flores, seguido por el doctor Jorge Romano y el doctor Antonio Kobayashi.

 

¿Qué hemos hecho como comité de ética clínica?

Las funciones sustantivas de un comité de ética clínica son la enseñanza y la difusión de la bioética al personal del hospital, así como el análisis de casos clínicos.

Dado que la normatividad señala que los comités deben estar formados por un grupo interdisciplinario, esto implica una diversidad de formas de pensar. Al no establecer un nivel de capacitación en bioética, el primer problema que enfrentamos fue la capacitación de los propios miembros del comité, por lo que realizamos tres cursos con pretensiones de diplomados: el primero en 2003, el segundo en 2010 y el tercero en 2021. Este último contó con el reconocimiento de la Maestría en Bioética de la Universidad de Guadalajara y la Comisión de Bioética del Estado de Jalisco.

 

¿Cuáles son los principales problemas del comité?

Uno de los grandes problemas que enfrenta el comité de ética clínica del Hospital de Especialidades es la falta de compromiso por parte del personal, por lo que, en nuestro caso, este funciona gracias a los médicos jubilados del propio hospital o del IMSS. Por otra parte, también sentimos un pobre reconocimiento por parte de las autoridades de la institución.

Aunque el inicio y las circunstancias actuales en las que funciona el comité han sido muy difíciles, sus fundadores, de los cuales quedamos cuatro, junto con los demás miembros, seguimos dando lo mejor de nosotros esperando que mejore en un futuro próximo.

 

 

[1] Jahr, F. (1927). Bio–Ethik Eine Umschau über des ethischen Beziehungen des Menschen zu Tier und Planze. Kosmos, 24(21), 21–3.

[2] Potter, V.R. (1970). Bioethics, the science of survival. Perspectives in biology and medicine, 14(1): 127–153. https://muse.jhu.edu/article/405198/pdf

[3] Lobo, L. (2005, mayo). Respeta la trascendencia de la persona. Entrevista al Dr. Miguel Ayala Fuentes. La Cruz de California.

Bioética clínica y vulnerabilidad

Ángel Emmanuel Rangel Boccardo / especialista en bioética de los grupos vulnerables

Los sujetos humanos de investigación son las personas en las cuales se prueban los potenciales tratamientos médicos para saber si estos son seguros y eficaces.

Los marcos éticos para la protección de sujetos humanos de investigación surgieron debido a múltiples abusos ocurridos durante el siglo XX. Los campos de concentración nazis, el experimento de Tuskegee[1] y otras atrocidades cometidas en nombre de la ciencia durante el siglo pasado obligaron a gobiernos, científicos y profesionales de distintas disciplinas a instrumentar principios éticos básicos que garantizaran la protección y el respeto a los sujetos humanos de investigación.

El experimento de Willowbrook es el ejemplo arquetípico de abuso a personas con discapacidad en la investigación científica.[2] En este experimento se inoculó intencionalmente a niños con discapacidad intelectual, internados en una escuela, para entender la hepatitis. La condición de discapacidad intelectual y el hecho de que la mayoría de los niños ya estaban infectados fueron las características principales del experimento.

Existen distintos marcos éticos que buscan garantizar la protección de los sujetos humanos de investigación, los más destacados son el código de Núremberg, el informe Belmont, los siete requisitos de Ezequiel Emmanuel y las Pautas Éticas del Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS).[3]

En este último documento, el más actualizado que aborda la protección de sujetos humanos de investigación, se integran 25 pautas que sintetizan y amplían lo expuesto en marcos éticos anteriores, y además, añade elementos novedosos como la investigación con mujeres embarazadas y el uso de datos obtenidos en línea y mediante herramientas digitales. Estas pautas se articulan entre sí y permiten un abordaje integral.

El problema se encuentra en la pauta 15 que aborda la investigación con personas y grupos vulnerables. Esta afirma lo siguiente:

“Un enfoque tradicional ante la vulnerabilidad en la investigación ha sido el calificar a clases enteras de individuos como vulnerables. La noción de vulnerabilidad en esta pauta procura evitar considerar vulnerables a los miembros de clases enteras de personas”.[4]

Debe resaltarse que la discapacidad solo es mencionada una vez y no es una de las características esenciales que pueden convertir a una persona en vulnerable.

Por desgracia, la pandemia mostró que la pertenencia a un grupo sí implica vulnerabilidad, pues a pesar de sus diferencias, todas las personas que pertenecen a ciertos grupos son vulnerables por defecto, sin importar su situación económica o social.[5]

Evidentemente, el tipo y el grado de vulnerabilidad de las diferentes personas con discapacidad se agudiza cuando alguna vive con una discapacidad más severa y en condiciones económicas y sociales desfavorables. No es lo mismo vivir con parálisis cerebral, vivir en una zona rural y ser analfabeta, que vivir con parálisis cerebral, radicar en una gran ciudad, tener un empleo estable y un nivel educativo alto.

Establecer que la pertenencia a un grupo históricamente vulnerado no implica vulnerabilidad es un error que se debe evitar, pues pone en riesgo la salud y la integridad de los sujetos más frágiles de la sociedad.

Dicho esto, es importante aclarar que las personas con discapacidad no deben de ser excluidas de la experimentación con seres humanos solo por vivir con una discapacidad. Las personas con discapacidad deben ser protegidas de los abusos en la investigación, sin que les sea negada su autonomía y su derecho para participar y contribuir con el progreso de la ciencia.

 

[1] Rothman, D. J. (1982). Were Tuskegee & Willowbrook “Studies in Nature”? The Hastings Center Report, 12(2), 5–7. https://doi.org/10.2307/3561798

[2] Ibidem.

[3] CIOMS. (2017). Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos. CIOMS / OMP–OMS.

[4] Ibidem., 65.

[5] Disability Rights Monitor. (2020). Disability rights during the pandemic. A global report on findings of the covid–19 disability rights monitor. Reino Unido: covid–19 Disability Rights Monitor.  https://www.euskadi.eus/dokumentazioa/2021/disability-rights-during-the-pandemic-a-global-report-on-findings-of-the-covid-19-disability-rights-monitor-covid-19-disability-rights-monitor-2020/web01-a2zesosa/eu

>>Conoce más en:
https://youtu.be/8THkbzuf370
https://www.upress.umn.edu/book-division/books/the-life-worth-living  

 

Bioética y derecho 

Roberto Becerra Zavala / mediador de conflictos derivados de negligencias médicas

La normativa jurídica que aborda los temas bioéticos es transversal a todas las ramas del derecho mexicano. Tenemos cuestiones clásicas en materia penal, como el aborto, el cual sigue generando debates y reflexión. Recordemos la decisión en septiembre de 2022 de la Corte Suprema de Estados Unidos respecto al precedente Roe vs Wade, o las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que lo despenalizaron en varias circunstancias en México. Asimismo, encontramos en el Código Penal Federal, en el de cada estado, y en la Ley General de Salud, asuntos como la eutanasia, la instigación o ayuda al suicidio, la distanasia y el ensañamiento terapéutico, la eugenesia, la clonación humana, la manipulación genética, entre otros.

En cuanto a la regulación de la prestación de servicios de salud, el llamado derecho médico o sanitario establece los derechos de los pacientes. Destaca el que hace referencia al respeto de su autonomía, con la que pueden emitir su consentimiento libre e informado ante las intervenciones médicas. Esta rama del derecho también señala los derechos y las obligaciones de los prestadores de servicios de salud; de estas últimas podemos mencionar las relacionadas con la lex artis y lex artis ad hoc, o aquellas que cuidan que los actos de los médicos sean diligentes y prudentes, cuestiones importantes para evitar malas praxis o negligencias. Entre sus marcos regulatorios se encuentran la Ley General de Salud —en los planos federal y estatal—, los reglamentos y las normas oficiales mexicanas.

Por otra parte, con el avance de la tecnología y de la ciencia han aparecido nuevas prácticas que aún no están reguladas, o no del todo, como la inseminación artificial, el congelamiento de óvulos, la fertilización in vitro, entre otras. Estas han tenido impacto en el derecho familiar y han generado reformas y resoluciones por parte de los jueces, en un intento por dar solución a casos complejos. Destacan aquellos en los que hay una cuestión de filiación y paternidad, que conllevan dilemas éticos.

En el ámbito civil ha comenzado a legislarse la maternidad subrogada o alquiler de vientres. En materia de propiedad intelectual se atiende el tema de patentes, en el que hay intereses de por medio. En lo referente a datos personales tenemos la regulación de datos biológicos o genómicos, en tanto que en materia ambiental hay una amplitud de normativas que tratan cuestiones como la regulación jurídica de los animales y el trato que debe dárseles.

Es evidente que la bioética tiene relación con diversas áreas del derecho, por lo que existen normas básicas y fundamentales que aparecen en la Constitución y en los tratados internacionales. El derecho humano a la salud, al medio ambiente, a la libertad reproductiva o la libertad de conciencia son solo algunos ejemplos de todo lo que puede ser estudiado desde esta materia.

Se trata de un universo de normas jurídicas en las que todavía persisten vacíos legales. Sin embargo, posibilidades como las que plantea el bioderecho, una rama que analiza estos casos desde los aspectos científicos, jurídicos, éticos, sociales y políticos, pueden dar pie para establecer marcos legales sólidos que atiendan a las necesidades de nuestro tiempo.

>> Conoce más en:
https://redinternacionaldebioderecho.org/

Editorial

La bioética es una disciplina en pleno auge. El sueño de Van Rensselaer Potter de que fuera un puente entre las ciencias y las humanidades es hoy una realidad que crece con muchas vertientes y también tensiones.

¿Responde la bioética de corte anglosajón a la problemática de los países marginados? ¿Habrá que construir otro puente desde bases radicalmente distintas? ¿Qué visión del mundo ayudamos a construir cuando enseñamos bioética? ¿Qué retos generan los avances de la ciencia y la tecnología a la ética, al derecho y a los ciudadanos? ¿Qué tan deseables son estos “avances”? ¿Es la salud un derecho o una mercancía sujeta a la oferta y la demanda?

Sobre estas y otras preguntas giran las reflexiones de este número dedicado a esa parte de la ética que intenta ofrecer pautas para la reflexión sobre la salud y la vida del planeta entero, ante la avalancha de abusos a los que la ciencia y la tecnología han dado paso.

Eneyda Suñer
Cristina Ulloa
Académicas del ITESO

El uso retórico del turismo sustentable

Mauricio José Sáez Cuevas / doctorando en Ciencias Sociales, UAM Xochimilco

Foto: Mario Rosales

Hace 29 años Manfred Max–Neef mostraba cómo el consumismo y la desigualdad eran consecuencia de las estructuras sociopolíticas y económicas de los países en desarrollo que enfrentaban “dos grandes concepciones económicas que han dominado el panorama de América Latina: el desarrollismo y el monetarismo neoliberal”.[1] Frente a este escenario el desarrollo sustentable no es más que buenas intenciones con pocas acciones que han beneficiado los discursos políticos, económicos y sociales de quienes ostentan el poder en México. Marta Chávez,[2] por ejemplo, advierte que en México la sustentabilidad es un concepto tan amplio, multidimensional y difuso, con una orientación general para la toma de decisiones poco efectiva, con discursos y prácticas que difieren por sus contextos socioculturales, políticos y económicos, y que además no puede tener concepción única ya que cambia o se adapta a diversos intereses con resultados en que “su puesta en práctica [es] mínima o inexistente”.[3]

Ahora, si llevamos esto a la actividad turística nos enfrentamos a una realidad similar. A 50 años del inicio del proyecto Cancún, icono mexicano del turismo de sol y playa, nos encontramos con discursos políticos que buscan replicar ese proyecto en la costa de Jalisco[4] y que ponen en riesgo no solamente la biodiversidad marina, también la de la costa y la sierra. El problema radica en dos contradicciones básicas: primero, en la cuestionable gestión desarrollista de los destinos turísticos, Cancún como ejemplo, en la que prima el monetarismo y la rentabilidad de grandes inversiones en detrimento de las dimensiones sociales y ambientales, con un discurso de desarrollo sustentable, existente en una narrativa, pero inexistente en las acciones. Y segundo, en el modelo consumista por parte de personas, turistas o excursionistas que buscan este turismo y también gozar de bienes y servicios de la naturaleza “que están asociados principalmente a las funciones ambientales de las áreas naturales”[5] y que serán amenazas por los mismos proyectos turísticos.

La crítica al desarrollo sustentable y sus proyectos turísticos es que responden a discursos demagógicos, pues los beneficios no son para los países ni para la gente: la concentración de la riqueza está en manos de un porcentaje casi ínfimo de la población mundial;[6] la explotación laboral, la pobreza y el daño ambiental continúan, y ni hablar de la tasa de retorno del PIB turismo en México, en el que gran parte del dinero generado en turismo se va al extranjero.[7] Estas son las consecuencias del desarrollismo y el monetarismo que hace uso retórico del turismo sustentable, mientras la población local paga los costos socioambientales.

 

[1] Max-Neef, Manfred A. Desarrollo a escala humana: conceptos, aplicaciones y algunas reflexiones, Chile, 1993, p. 25.

[2] Chávez Cortés, Marta Magdalena. “Distintas vías para abordar la sustentabilidad: una exploración del camino seguido por el gobierno mexicano” en Argumentos, nueva época, año 19, Número 51, mayo-agosto 2006, pp. 173–212.

[3] Chávez Cortés, Marta Magdalena. Op. cit., p. 178.

[4] Más información en: https://www.milenio.com/politica/comunidad/el-nuevo-cancun-va-alfaro y http://www.tierras.mx/2021/03/15/costalegre-la-nueva-joya-del-turismo-de-jalisco-tiene-un-plan-de-3000-mdd/

[5] Badal, Gonzalo. Biodiversidad de Chile: Patrimonio y desafíos. Santiago-Chile: CONAMA, 2006, p. 442.

[6] Más información en: https://www.oxfam.org/es/notas-prensa/el-1-mas-rico-de-la-poblacion-mundial-acaparo-el-82-de-la-riqueza-generada-el-ano

[7] Buades, J., Cañada, E., y Gascón, J. El turismo en el inicio del milenio: una lectura crítica a tres voces. Madrid: Foro Turismo Responsable, 2012.

Experiencias agroecológicas en el turismo

Karenina Casarín / periodista independiente

Foto: Mario Rosales
ANIMA, vacaciones con deleite ecológico

Al planear vacaciones buscamos salir del ritmo cotidiano, disfrutar de libertad y descanso. A veces creemos que para alcanzar ese estado requerimos varios días o viajar lejos. La sensación de bienestar comienza a multiplicarse apenas se arriba a anima Casa Rural, turismo sustentable.

A tan solo una hora de Guadalajara, Jalisco, esta casa construida a comienzos del siglo XXI con detalles eclécticos en su arquitectura y holísticos en su existencia, se encuentra disponible para recibir huéspedes, voluntarias e invitados. Los anfitriones son jóvenes artistas y educadores que trabajan diariamente en hacer más sana su relación con la naturaleza. Por eso, alojarse en esta casa brinda “la manifestación agroecológica y en permacultura como un respiro frente a una civilización adicta a la ganancia y al consumo”. El proyecto de la casa anima está inspirado en el libro Evening Thoughts, de Thomas Berry. El ánima “dio el primer aliento de vida a la tierra, y es lo que inspira nuestras almas” mencionan en su sitio web. 

El espacio es un oasis con 180 árboles frutales, medicinales y maderables que cobijan una biodiversidad especial. Aun con una agroindustria de berries que impacta en el valle, se observan animales silvestres como iguanas, lagartijas, culebras, coyotes, tlacuaches y zorrillos. En la granja se crían conejos, gallinas, ovejas, guajolotes, puercos y un burro. Existen alrededor de 60 tipos de aves que llegan al recinto, y son los pericos los más comunes.

El ecoturismo es una oportunidad de reconocer y aprender de la naturaleza que, en una diversidad en constante evolución, mantiene un equilibrio perfecto para la vida sin crear conflicto, más bien tejiendo redes. Así, al vacacionar —por ejemplo— usamos los bienes naturales, pero con la finalidad de que los desechos sean alimento para otra especie, o comemos de árboles y plantas que satisfagan también las necesidades de aves, insectos o mamíferos.

Llegar a un hotel con un enfoque de turismo sustentable invita a reflexionar sobre el hecho de ser autosuficientes —aun viviendo en la ciudad—, al cocinar con yerbas cortadas del mismo huerto, crear composta, lombricomposta o deshidratar alimentos. Incluso sacarse los zapatos antes de entrar a la casa para ahorrar agua en limpieza puede ser una experiencia diferente.

Cada huésped tiene la oportunidad única de vivir el lugar. No solo depende de la temporada o los procesos actuales en anima, sino del grado de curiosidad de la persona frente a los principios vivos de la permacultura. El árbol de nanchi invita a recoger del suelo los ricos frutos amarillos. Otros arbolitos —como el de la nuez macadamia— crece a su tiempo para posiblemente dar frutos en la siguiente temporada, mientras que el guamúchil aumenta su follaje para llenarse de vainas el próximo año. Sarah ha comenzado a experimentar la técnica alemana Hügelkultur para mejorar la fertilidad del suelo, retener agua y calor que beneficien el crecimiento de las plantas.

Si estás interesado en trabajar como voluntario accede a la plataforma Workaway para acordar tu estadía, como lo han hecho personas de Francia, Alemania o Taiwán. En alianza con otros proyectos ambientalistas también se ofrecen masajes, clases de yoga y tours de vista de aves en Ahuisculco, Jalisco.

>> Conoce más en:
https://animacasarural.com/

 

El sentido humano de la hospitalidad

Salvador Ramírez Peña, S.J. / académico del Departamento de Filosofía y Ciencias Sociales del ITESO

La inquietud del ser humano es su propia vida. Nada le satisface completamente: nació inquieto y durante toda su vida la inquietud seguirá. La inquietud perpetua coloca al ser humano en el límite del caos. A lo largo de la historia esta inquietud ha tenido una connotación negativa. En el mundo cristianizado, la preservación de la tranquilidad ha sido perseguida como un ideal de vida espiritual.

Esa misma tranquilidad es la que buscaba el peregrino en la antigüedad, el turista en la modernidad o el migrante en la actualidad. Los extranjeros que llegan a nuestras vidas producen un estado de inquietud que debemos resolver. Nuestra respuesta es importante, ya que lo que está en juego es la definición de nuestra humanidad. Nuestra historia ha evolucionado entre la hospitalidad y la hostilidad hacia los forasteros. El ejercicio de la hospitalidad nos presenta el nacimiento y el desarrollo de la relación con lo distinto que oscila entre la amenaza y la fascinación.

La hospitalidad es, en un sentido amplio, el acto de adaptar mi espacio para dejar lugar para los demás, que son diferentes y perturbadores de dondequiera que vengan, ya sean extraños o miembros de la familia. Sin embargo, dejan de perturbar cuando los incorporo y los hago sentir como en casa. La hospitalidad no es solo la actitud que pretende ser caritativa hacia los extranjeros. La hospitalidad son acciones concretas como ofrecer refugio y comida al extranjero, ayudándoles con sus necesidades básicas. La acogida del forastero es inquietante porque lo que está en juego es la figura humana que construyo de mí mismo y de la vida.

Actualmente, la hospitalidad se ha convertido en una actividad individual. Lo que antes era una obligación colectiva se deja ahora a la iniciativa privada, generalmente con fines de lucro. Hoy hablamos de la industria hospitalaria, una industria que está adquiriendo cada vez más importancia económica y que, en muchos países, es una de las principales fuentes de riqueza. ¿Se ha perdido ya el sentido humano de la hospitalidad? En lugar de hablar de la pérdida del sentido humano de la hospitalidad es evidente que la esencia de la acción hospitalaria ha pasado de lo ético a lo económico. Sin embargo, si olvidamos su gratuidad, no podremos hablar sino de hostilidad.

Del infierno al paraíso (y viceversa): turismo y naturaleza

Maya Viesca Lobatón / Académica del Centro de Promoción Cultural y coordinadora del Café Scientifique del ITESO

Foto: Alfredo Brambila

Pocas cosas más comúnmente deseadas en el imaginario de la cultura masiva actual que unas vacaciones en una soleada playa. Asociados con buen clima, descanso y diversión, estos escenarios hace tiempo que se convirtieron en el paraíso en la tierra.

Pero no siempre ha sido así. Hasta antes del siglo XVIII en la cultura occidental el mar era “un abismo insondable lleno de peligro y monstruos”,[1] más parecido al infierno del Génesis o Dante que a lo que actualmente nos representa. Conforme la ciencia y el arte comenzaron a develar sus maravillas, la vida junto al océano, como dice Manuel Cuenca,[2] descubrió “un nuevo orden de sensaciones que permiten serenar el espíritu, buscar la armonía con la naturaleza y el propio cuerpo y reencontrarse con el propio yo”.

En esa época los artistas románticos hicieron del mar uno de sus temas principales; Humboldt y Darwin, entre otros naturalistas, modificaron por completo la idea que se tenía de la naturaleza, haciendo de ella un objeto de curiosidad y asombro. La cultura de la salud se sumó convirtiendo a la naturaleza en espacio terapéutico. Y así, de ser la imagen misma del infierno, lo desconocido, el mar, y la naturaleza en general, pasaron a ser lugares de deseo, y con ello el turismo comenzó a fraguarse como una de las actividades de ocio más importantes del mundo, tanto para las personas como para las economías.

La pregunta que por desgracia no hace falta hacer es si con la pérdida del miedo a la naturaleza se dio lugar a la comprensión, el cariño y el cuidado, y la respuesta es no. La ausencia del miedo abrió el espacio a la dominación irracional, a la negación de sus procesos, a la implantación de modos de vida urbanos en espacios ecológicamente críticos. En muchos casos el mar ha dejado de ser un destino de naturaleza para convertirse en territorio de especulación inmobiliaria, de modelos desarrollistas insostenibles y de evasión de ese yo que tanto anhelaban encontrar los románticos.

Y, aun así, numerosos estudios coinciden en señalar que el turismo de naturaleza es hoy una de las formas ideales para generar modelos sostenibles no solamente de turismo, sino también de desarrollo y conservación. Senderismo, buceo, avistamiento de aves, cayac, campismo, son algunas de las muchas actividades que abren la posibilidad a las comunidades locales de tener fuentes de financiamiento y, a los visitantes, no solo de disfrutar y descansar, sino también de aprender y respetar. Como siempre, las políticas públicas, el conocimiento y la racionalidad harán que estas prácticas resulten verdaderas alternativas.

>> Conoce más en:
Contar historias desde lo profundo, con Octavio Aburto.
(https://cultura.iteso.mx/web/general/detalle?group_id=15258801)

 

[1] Cuenca, M. (2000). Ocio Humanista. P. 132.
[2] Op. cit., p. 134.

Certificaciones para un turismo sustentable en México

Efraín Ortiz Bautista / integrante de la Asociación de Hoteles de Jalisco

Actualmente en el mundo, por su crecimiento constante, estamos viviendo una difícil etapa en el manejo de los recursos naturales, lo que nos ha traído como consecuencia variaciones en el cambio climático y en algunos casos hasta escasez de productos básicos, motivo por el cual todos debemos esforzarnos en retomar una vida sustentable, aportando nuevas prácticas para salvar a nuestro planeta.

Las certificaciones y distintivos que garanticen para sus huéspedes y clientes un lugar seguro, con calidad e higiene en todos sus servicios son, actualmente, un requerimiento en la industria hotelera

Es por ello que esta industria es fundamental instrumentar acciones que nos aseguren ofrecer mejores servicios bajo estos parámetros de calidad y seguridad, lo que favorecerá el posicionamiento en el mercado con una mejor aceptación turística.

Algunas certificaciones que son necesarias para ser considerada una empresa sustentable son:

Certificación Ambiental Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente) https://www.gob.mx/profepa

Para cumplir con esta certificación, se debe aprobar el Programa Nacional de Auditoría Ambiental. El ingreso al programa es voluntario, pero el proceso de las auditorías no suele ser sencillo pues, para lograr y mantener la certificación, se requiere aportar evidencias de que se cuida el medio ambiente en todos los aspectos requeridos en la legislación.

1. Normas ambientales: cumplimiento administrativo y legal de la empresa sobre los procesos y seguimientos relacionados con el ambiente, como emisiones a la atmósfera, descargas de aguas residuales, manejo de residuos peligrosos, contaminación de suelo y subsuelo, ruidos, entre otros.

2. No normados ambientales: se enfoca en la prevención de riesgos ambientales, proporcionar seguridad a clientes internos y externos, atención a emergencias, capacitación sobre el cuidado del ambiente, cumplimiento de normas y criterios internacionales aplicables, entre otros. Es decir, las buenas prácticas de ingeniería y optimización de consumos de energéticos.