Muchos científicos coinciden en que en lo que al cuerpo humano respecta uno de los grandes derroteros de la investigación es el cerebro. En el Café Scientifique ITESO hemos abordado en varias ocasiones el tema de las neurociencias, y no es casual que en varias el tema haya abarcado el asunto de las drogas. Pese a ser un problema complejo, de estudio y trabajo multidisciplinar, desde el punto de vista de la salud hay mucho que aprender para tomar una postura.
Para la doctora Herminia Pasantes, las drogas son atractivas porque químicamente funcionan en el cerebro como la felicidad. “Normalmente lo que nos hace felices o infelices viene de nuestra interacción con el entorno […] de la relación con los demás. Esa percepción de la felicidad tiene lugar en un circuito del cerebro que se conoce como sistema límbico y que conecta con una parte de la corteza que es la que nos permite darnos cuenta de ella y saber por qué la estamos experimentando”, dice esta investigadora emérita de la unam. Ahonda al explicar cómo las drogas activan ese circuito de manera artificial suplantando el trabajo de alguna molécula propia de nuestro cuerpo. “Por ejemplo, la cocaína va a aumentar las concentraciones de un neurotransmisor, que es la sustancia química a través de la cual se comunican las neuronas, llamado dopamina”.
También explica la “negociación” que se da en este sistema: “El circuito de la emoción registra qué bien me siento con la droga, y la corteza dice, pero a qué costo, te estás lastimando, estás lastimando a tu familia […] Es una lucha constante entre la memoria del placer y la zona de toma de decisiones”.
Esto lo deja muy claro otra investigadora, la doctora María Elena Medina Mora, directora general del Instituto Nacional de Psiquiatría. “De 1988 a 2011 el consumo de cocaína se incrementó diez veces y el consumo de mariguana se duplicó, […] una tercera parte de los estudiantes de preparatoria han probado drogas”. Para ella, el consumo de drogas en la actualidad es una cuestión de los adolescentes: “Más o menos 96% de las personas que han usado drogas lo hicieron antes de los 25 años, y de estos, dos terceras partes lo hizo durante la adolescencia.
El 90% de las personas que desarrollan dependencia la empiezan a usar antes de los 17 años”. ¿Qué pasa en la adolescencia que nos hace tener este factor de riesgo? La doctora Medina Mora explica que es un momento del desarrollo en el que el cerebro se está readaptando para la vida adulta: “Es un cerebro mucho más sensible a la recompensa, que es un factor biológico importante, pero también está otro factor, que el cerebro no madura de igual manera, los adolescentes viven de las emociones, el sistema límbico se desarrolla muy rápidamente pero la parte del cerebro que tiene que ver con la cognición, la toma de decisiones, el juicio, termina de madurar hasta alrededor de los 25 años”.
El avance en el conocimiento de la relación entre drogas y cerebro se ha desarrollado vertiginosamente en los últimos años. Pese a lo que aún falta, cualquier abordaje sobre el tema debe pasar necesariamente por el campo de la salud.
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Maya Viesca / Académica del Centro de Promoción cultural y coordinadora del Café Scientifique del ITESO