Editorial

 

El concepto de autocuidado se asocia comúnmente con mantener un cuerpo sano y libre de enfermedades, aunque va más allá, pues implica considerar diversas acciones que contribuyen a mantener un estilo de vida de calidad, reducir el deterioro físico y mental y mejorar nuestra relación con el entorno. Esto se construye a través de la interacción con lo que nos rodea: las personas, los objetos, la naturaleza y el territorio.

Cuando cuidamos lo que nos cuida, protegemos lo que nos sustenta y valoramos la importancia de cuidar bien, es entonces cuando la vida y la existencia humana tienen la oportunidad de prosperar de manera digna y sustentable.

Las causas que ponen en riesgo la calidad de vida, e incluso la vida misma, son evidentes. Entre ellas se encuentran la falta de hábitos de cuidado, la vulnerabilidad de ciertas poblaciones para acceder a recursos básicos, el debilitamiento del tejido social y la ausencia de gobiernos que promuevan un sistema educativo y político que forme a las personas en el autocuidado. Todo esto provoca consecuencias en planos físicos, emocionales, sociales, económicos y comunitarios.

Bernardo Celso García Romero
Académico del Departamento de Psicología, Educación y Salud del ITESO

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