Re–crear la vida en la sierra

Juan Carlos Zavala Jonguitud, S.J. / académico del Departamento de Filosofía y Humanidades del ITESO

Foto: Yoana Rodríguez

Inés es sirígame (gobernadora indígena) de Porochi, en la Sierra Tarahumara; Guadalupe, su nieto, vivía con su mamá en campos de trabajo jornalero en Sinaloa y Chihuahua. Cuando se enteró de que él no estaba registrado y tampoco iba a la escuela, decidió llevárselo, cuidarlo, enseñarle rarómari y meterlo a estudiar; es decir, otorgarle a su nieto las condiciones que le permitieran sostenerse, propias de las comunidades rarómari, y con ello re–crear la vida de los pueblos indígenas de la sierra.

La defensa del territorio en la Sierra Tarahumara es, para los pueblos rarámuri y rarómari, la defensa de sus modos de estructurar y re–crear la vida. A las amenazas ya conocidas por los pueblos indígenas de nuestro continente se suma la migración jornalera, que provoca, con el desplazamiento de personas, la ruptura de la forma en que se procura la vida.

El modo en que los pueblos indígenas de la sierra han estructurado su existencia está entreverado con el territorio geográfico. La tierra poco fértil, extensa y quebrada guarda una relación estrecha con la resistencia, la movilidad, la autonomía y la solidaridad características de los pueblos. Las comunidades viven bajo lógicas de consumación, cuidado y solidaridad colectiva, contrarias al sistema hegemónico capitalista.

Para el capital el trabajo jornalero es, junto con la explotación de recursos naturales, la única manera en que se tolera a estos pueblos. Con la migración jornalera los modos en que se reproduce la vida, material y simbólicamente, se ven trastocados, y la precariedad de las condiciones laborales casi no permiten su reimaginación.

Es justo aquí donde las mujeres enseñan, con su ejemplo y sin aspavientos, cómo al cuidar la vida se defiende el territorio en que esta es posible. Abuelas que crían a sus nietos que vivían sin estudios ni nombre en los centros de trabajo jornalero son muestra de que, al poner al centro no el capital, sino la vida, se encuentran maneras de hacer frente a la amenaza.