Bici con lentes de género, la desigualdad en la calle

Natalia Isabel López Rodríguez y Génesis Hernández Díaz / colectiva feminista Femibici

Foto: Fabiola Hernández Hernández

Creo que [la bicicleta] ha hecho más por emancipar a la mujer que cualquier otra cosa en el mundo. Le da a la mujer un sentimiento de libertad y autosuficiencia. (Anthony, 1896).[1]

En el modelo de planeación urbana actual todavía son principalmente los hombres los que participan en el proceso de toma de decisiones, lo cual ha generado un diseño urbano con la experiencia masculina como norma.[2] Así, las necesidades de las mujeres han quedado en segundo plano, sin atender vivencias diferenciadas, como la violencia de género, que obstaculiza el ejercicio del derecho a la ciudad y limita nuestras decisiones y oportunidades.

En este contexto, hace 12 años surgió Femibici, una colectiva con sede en Guadalajara, conformada por mujeres apasionadas por construir de manera participativa una ciudad más incluyente. Desde aquí mostramos la urgencia de generar una ciudad y cultura de movilidad a la medida de nuestros cuerpos, necesidades y tiempos.

Impulsamos la bicicleta como modo de transporte, mediante paseos ciclistas que centran el esfuerzo colectivo y el cuidado. A través de nuestra participación en redes locales y nacionales sobre feminismo y género incorporamos estas perspectivas a la discusión de la movilidad sustentable. Hemos realizado más de 25 ediciones de la biciescuela, con mujeres de entre tres y 64 años, para que aprendan a andar en bici. En nuestras actividades compartimos saberes y construimos juntas nuevas visiones sobre la ciudad.

Desde la colectiva identificamos cómo las mujeres tienen diversos obstáculos para optar por la bicicleta como medio de transporte. La biciescuela nos permite conocer la experiencia diaria de quienes viven y se transportan en Guadalajara. Karina, por ejemplo, nos compartió que aprendió a andar en bici cuando era una niña, pero la dejó a los 11 años por miedo a los autos. Le gustaba realizar actividades al aire libre, por lo que decidió participar con nosotras. Ahora lo hace como recreación.[3]

También está Ana; ella aprendió a andar en bici cuando era pequeña, pero la abandonó en la secundaria porque percibió el acoso como una amenaza. Ha buscado espacios de mujeres donde pueda aprender de ellas, sentirse protegida y en grupo. Está dejando atrás inseguridades que desarrolló en la adolescencia y por eso se unió a la biciescuela. La motiva cuidar el medio ambiente y buscar modos de transporte alternativos.[4]

Ambas coinciden en sentir miedo al salir a la calle por la posibilidad de ser víctimas de un siniestro vial, pero, por ser mujeres, también se sienten más vulnerables al acoso callejero. Por estas razones es necesario exigir garantías para ejercer nuestro derecho humano a la movilidad y a la ciudad.

Si tú u otra mujer quieren aprender a andar en bici o sumarse a cualquiera de las actividades de Femibici nos pueden encontrar en Facebook como @femibici.

¡En Femibici biciclamos por nuestro derecho a la ciudad!

 

[1] Anthony, S. B. (1896, 2 de febrero). The New York World, p. 42.

[2] Kern, L. (2020). Feminist City. A Field Guide. Between the Lines.

[3] Comunicación personal, 14 de abril de 2023.

[4] Comunicación personal, 14 de abril de 2023.