El trabajo se define como el conjunto de actividades humanas que pueden ser remuneradas o no y que producen bienes y servicios en una economía, para la satisfacción de las necesidades de una comunidad o para proveer los medios de sustento necesarios para los individuos (OIT, 2004).
En teoría, éste es el medio a través del cual hombres y mujeres logran cubrir sus necesidades básicas, sus metas y propósitos, la realización profesional, la afirmación de la dignidad personal, así como la manera de progresar hacia mejores condiciones de vida.
El trabajo es una actividad inherente al ser humano que puede desarrollarse en distintos ámbitos: familiar, social, barrial y comunitario, entre otros.
El trabajo remunerado es aquel por el cual se obtiene una retribución económica, generalmente en dinero, y cuenta con reconocimiento y valor social. El trabajo no económico, además de que no es remunerado —lo que puede suceder igualmente en algunos trabajos económicos, sobre todo familiares—, suele ser poco valorado y hasta desdeñado como trabajo —“la señora no trabaja”—. Muchas veces no somos conscientes de que estas actividades por las que no se paga son parte vital de la reproducción cotidiana de los individuos y sus familias, como la preparación de alimentos, los quehaceres del hogar, el cuidado de personas, el pago de servicios, llevar y recoger niños a la escuela, entre muchos más.
La mayoría del trabajo de reproducción social lo realizan mujeres, lo que limita de manera importante el número de horas que pueden dedicarle al trabajo remunerado. Cuando se insertan en la actividad económica suelen ubicarse en trabajos de tiempo parcial, efectuando quehaceres diversos como labores domésticas remuneradas o cuidado de niños, lo que ocasiona que estas mujeres no cuenten con contratos laborales, carezcan de prestaciones sociales o no gocen de vacaciones pagadas ni de aguinaldo, etc. En general tienen bajos ingresos, que equivalen a uno o dos salarios mínimos.
Muchas de las mujeres en México suelen estar insertas tanto en el mundo productivo como en el reproductivo. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, 2015) la mayoría de las mujeres trabajan fuera de sus hogares entre 1 y 35 horas semanales, y dedican en promedio de 35 a 40 horas semanales a la realización de actividades de reproducción social y del hogar. En suma, las mujeres desempeñan de manera cotidiana dobles y triples jornadas de trabajo, lo que les provoca cansancio severo y las limita significativamente en sus posibilidades de recreación y descanso.
¿Esto significa que los hombres trabajan menos que las mujeres? No necesariamente: ellos, al igual que las mujeres, tienen que realizar dos o tres trabajos distintos para poder solventar los gastos del hogar y de los hijos ante los bajos salarios que hay en México. Por esta razón los hombres frecuentemente tienen jornadas semanales de trabajo de 48 horas o más, sin considerar el tiempo que se invierte en los traslados. La Ley Federal del Trabajo establece que la jornada máxima de trabajo es de 48 horas por semana, aunque en la vida real tal cantidad de horas se excede de manera cotidiana, lo que limita los tiempos para la convivencia familiar y de pareja, social y comunitaria —es decir, del disfrute de la vida.
El trabajo debería ser un espacio y una actividad disfrutable donde las personas encontraran las maneras para resolver las diversas necesidades cotidianas.
El escenario para hombres y mujeres es complejo, por lo que es importante crear empleos con prestaciones laborales y salarios dignos que permitan solventar las necesidades de las personas y sus familias más allá de los requerimientos mínimos; que haga posible la conciliación entre el mundo doméstico y el extradoméstico, facilitando la vida familiar, social y comunitaria.
Es necesario visibilizar y dignificar el trabajo no económico de reproducción social, al ser este parte fundamental del bienestar de las personas y sus familias. Lograr esto es una tarea que nos corresponde a todos los ciudadanos junto con el gobierno y las empresas. Necesitamos vivir para trabajar y no trabajar para vivir.
Para mayor información consulte las siguientes encuestas
Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Instituto Nacional de Estadística y Geografía. México.
Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT). Instituto Nacional de Estadística y Geografía. México.
Si desea calcular el trabajo no remunerado que se realiza en el hogar vea el simulador de trabajo no remunerado.
INEGI, Simulador de trabajo no remunerado de los hogares. http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/cn/tnrh/simulador.aspx
Paola Aldrete / Académica del Departamento de Economía, Administración y Mercadología del ITESO