Jorge Atilano González, S.J. / Asistente del Sector Social del Gobierno de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús
El incremento de los homicidios en el año 2010 llevó a los jesuitas a conformar la primera comisión de paz para comprender la situación, hacer un inventario de las diferentes iniciativas y definir caminos para construir la paz.
En 2015 se realizó un estudio para identificar las causas estructurales y culturales de la violencia, en el que se señalaba que en las raíces está un proceso de fragmentación social generado por el aceleramiento del individualismo, el crecimiento de los conflictos sociales y una institucionalidad rebasada para atenderlos. De estas primeras conclusiones se creó el programa de reconstrucción del tejido social y una institución para instrumentarla: el Centro de Investigación y Acción Social Por la Paz, A.C.
En 2019, a partir de las experiencias realizadas en Michoacán, se construyó una metodología para fortalecer los referentes de identidad, los vínculos de confianza y cuidado, y las habilidades para construir acuerdos, la cual se titula “Pedagogía del Buen Convivir”. Una propuesta para trabajarla en la familia, la escuela, el barrio, el trabajo, las iglesias y los gobiernos locales.
En 2022, profundizando en las causas de la violencia, se observó que la clave en la reducción de delitos está en tener una policía municipal preparada para trabajar con la ciudadanía y una ciudadanía organizada de manera territorial dispuesta a trabajar con su policía. Esto llevó a construir el programa “Fortalecimiento de la Función Policial y su Vinculación con la Comunidad”.
Finalmente, el asesinato de los padres Joaquín Mora y Javier Campos en la sierra tarahumara llevó a unir los esfuerzos entre obispos, vida religiosa y jesuitas para lanzar la propuesta “Diálogos Sociales por la Paz”, que integra tres acciones: conversatorios por la paz, foros de justicia y seguridad, y diálogo nacional por la paz. Los conversatorios son espacios de diálogo en las parroquias sobre los problemas cotidianos que dañan la paz; los foros se realizarán en las universidades para conocer buenas prácticas de seguridad, justicia y reconstrucción del tejido social, y el diálogo nacional será un encuentro de procesos locales para elaborar una agenda nacional de paz.
El carisma de Ignacio de Loyola nos lleva a estar atentos a las necesidades y desafíos del mundo, construir métodos para atenderlos y generar conocimiento; todo esto, inspirado en un Jesús pobre y humilde.