La movilización de la Marcha Mundial de las Mujeres
Tica Moreno / socióloga y militante de la Marcha Mundial de las Mujeres en Brasil
La Marcha Mundial de las Mujeres (mmm) articula luchas y propuestas feministas en los territorios a una construcción internacional basada en la solidaridad y la construcción de fuerzas para cambiar el mundo y la vida de las mujeres.
El 8 de marzo de 2020 lanzamos nuestra quinta acción internacional con el lema “Resistimos para vivir, marchamos para transformar”. Esa síntesis política indica cómo, en nuestras resistencias y enfrentamientos al avance del capitalismo racista y patriarcal, vamos construyendo desde nuestras prácticas y autoorganización los caminos de transformación.
Nosotras, que venimos resistiendo a una fuerte ofensiva neoliberal, a las fuerzas autoritarias de extrema derecha, a la militarización y al poder corporativo que ataca las democracias y la vida misma, nos pusimos a enfrentar una crisis más provocada por el capital, la pandemia de Covid–19.
Mientras muchos gobiernos impulsan una política de muerte, con sistemas de salud precarizados que no alcanzan a cuidar la vida de todas y todos como derecho, las mujeres se pusieron al frente de acciones de solidaridad para enfrentar el aumento del hambre, la pobreza y la violencia, a producir jabón y máscaras de protección, a difundir información sobre la enfermedad y a enfrentar la desinformación que es una marca de la acción de las derechas.
Desde la mmm en distintos territorios nos movilizamos para disputar las salidas de la pandemia. Para defender la vida —del virus y del capital— es urgente reorganizar la economía, poniendo la sostenibilidad de la vida en el centro. La economía feminista es nuestra herramienta de análisis y también de lucha y transformación. Al enfrentar el poder de las transnacionales defendemos los territorios, los modos de vida y los pueblos que garantizan la biodiversidad, construimos la agroecología como estrategia para la soberanía alimentaria. Apostamos a la economía solidaria y la autogestión, la comunicación feminista y popular como caminos de reconstrucción de la vida en común.
Ponemos el cuidado de la vida en el centro, politizándolo con el objetivo de ir más allá de su visibilidad, pues es necesario avanzar en su redistribución, con los varones y el estado. Enfrentamos la privatización de los servicios públicos luchando para garantizar salud, educación, vivienda e internet libre como derechos.
La solidaridad feminista e internacionalista es nuestra estrategia de construcción de movimiento desde las mujeres, en alianza con los movimientos sociales anticapitalistas, antirracistas y que luchan por justicia ambiental. Por ese camino seguimos juntas, en marcha hasta que todas seamos libres.