Ciencia a sorbos. Nacer, crecer, reproducirse y …

Maya Viesca / académica del Centro de Promoción Cultural y coordinadora del Café Scientifique del iteso

 

Seguramente todos sabemos cómo continúa esta frase, pero no habría que adaptarla sabiendo que la esperanza de vida promedio en México en 1955 era, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi), de 45.1 años para los hombres y 48.7 para las mujeres, en tanto que para 2016 esta cifra había subido a 72.6 y 77.8, respectivamente, y que por ejemplo en México más de 10 millones de personas tienen más de 60 años.[1]

Para Alexander de Luna, investigador del Laboratorio Nacional de Genómica, Langebio, el envejecimiento es una etapa más del desarrollo,2[2] por lo que nacer, crecer, reproducirse, envejecer y morir sería una mejor descripción del ciclo de vida. Pero, ¿por qué envejecemos?

 

No ha sido nada fácil para los biólogos definir qué es la vejez, la vemos como una etapa del desarrollo de los seres vivos, no solo de los humanos, que se caracteriza por la acumulación de daño en las moléculas, en las células, en los órganos que nos conforman. Como otros procesos de desarrollo, el envejecimiento sigue ciertas reglas biológicas, entre ellas que está sujeto a la acción tanto de los genes como del ambiente.[3]

 

Todavía hace no muchos años se pensaba que era posible que las células de los invertebrados se reprodujeran infinitamente.[4] Una investigación categórica fue la de Leonard Hayflick que demostró en los años sesenta que las células que nos conforman están sometidas a un proceso de envejecimiento permanente, cuentan con una cantidad de divisiones celulares y, complementa De Luna, después de 30 o 40 veces pierden la capacidad de dividirse.

Si bien es cierto que la calidad de vida nos ha permitido como especie esta extensión de la vida —no en términos de individuo, que no ha variado mucho, sino de población—, también hay una serie de padecimientos cuyo principal factor de riesgo es precisamente la edad. Por supuesto, están las enfermedades cardiovasculares, pero también se han incrementado las tasas de crecimiento de casos de Alzheimer y Parkinson. De aquí que en los últimos años la investigación en torno a esta etapa de vida se ha desarrollado enormemente.

En otros ámbitos, el desarrollo de temas vinculados a este grupo etario no ha avanzado al mismo ritmo, pero comienza a hacerlo. Un buen ejemplo sería el llamado que hizo hace ya varios años la Asociación de Centros de Ciencia y Tecnología de Estados Unidos a sus miembros, sobre la necesidad de considerar programas dirigidos a personas de la tercera edad. Si bien no existe la fuente de la eterna juventud, es claro que la calidad de vida está vinculada a tener una vida activa, no solo desde el punto de vista físico sino también intelectual. Las actividades recreativas en torno a la ciencia son un escenario ideal para esto.

 

 

[1] “Esperanza de vida”: http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/esperanza.aspx?tema=P, consultada el 24 de enero de 2020.

[2] Consulta esta información y otra en su charla en el Café Scientifique iteso disponible en: https://cultura.iteso.mx/web/general/detalle?group_id=191762

[3] Idem.

[4] Para conocer esta discusión consulta: https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(11)60908-2/fulltext y Michael B. Fossel. Cells, Aging, and Human Disease. Oxford University Press, Nueva York, 2004, p.2.