Franco Padilla Fuerte / socio y director en FP Corporativo
En nuestro país el desafío de la inclusión financiera es grande y requiere de mucho esfuerzo por parte del gobierno, de la iniciativa privada y de los ciudadanos. Esto se evidencia con los siguientes datos: actualmente la población de México ronda los 130 millones de personas, de las cuales aproximadamente 47 millones viven en la pobreza, y el 55% de quienes están económicamente activos se encuentran en la informalidad.
Una de las características de la pobreza es la falta de inclusión financiera. En un país donde el 36% de la población es considerada pobre no se puede decir que exista esta inclusión. El simple hecho de que una persona tenga acceso a una cuenta bancaria a su nombre, con la cual pueda interactuar con las herramientas financieras básicas como el ahorro y poder recibir y realizar transferencias, es suficiente para ayudar a reducir la pobreza y promover una mejor economía en el país.
Menciono que es un esfuerzo tripartito entre el gobierno, la iniciativa privada y los ciudadanos, ya que el dato de la informalidad al 55% es un elemento desalentador para la inclusión financiera, puesto que promueve únicamente el uso del efectivo entre sus participantes.
Debemos fomentar una cultura en la que los mexicanos y las mexicanas comprendamos las bondades de utilizar todas las herramientas financieras que existen en nuestro país y en el mundo. Tener resguardado nuestro dinero en una institución autorizada y respaldada, acceder a créditos, planear una buena pensión, contar con Afore, así como invertir en acciones del mercado son parte de los beneficios. Al mismo tiempo el gobierno se favorece al reducir el efectivo circulante en el país, puede financiarse de las inversiones de los ciudadanos, además de que la formalidad laboral aumentaría, mejorando las finanzas públicas en conjunto.
La tecnología puede ser la clave para cumplir el desafío de cerrar la brecha de desigualdad en la inclusión financiera. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía en 2022, el 78.6% de la población era usuaria de internet; de esta cifra, el 97% lo usaba desde su celular. Por otro lado, la realización de pagos vía internet se incrementó del 18.3% en 2019 al 26.9% en 2022.[1] Todo esto indica claramente que la inclusión financiera no radica en construir y abrir nuevas sucursales bancarias físicas, eso es cosa del pasado. El presente y el futuro deben enfocarse en desarrollar herramientas tecnológicas que permitan un acceso fácil e inclusivo al sector financiero. Los grandes bancos de nuestro país lo han entendido y están reduciendo poco a poco sus sucursales físicas, aumentando su presencia virtual. De igual manera, las nuevas instituciones financieras operan directamente en plataformas tecnológicas, lo cual ha abierto las puertas a que la población de nuestro país tenga un acceso directo al sector financiero.
[1]. INEGI. (2021). Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2021. Principales resultados. https://bit.ly/4axNpvf