Guardianas del bosque El Nixticuil

De la resistencia al artivismo

Velvet Ramírez / artista y profesora de asignatura en el ITESO
Georgina Gastélum / artista y profesora del Departamento de Estudios Socioculturales del ITESO

Defender el bosque es al mismo tiempo una reivindicación de respeto a la tierra, a la naturaleza y a la dignidad de las mujeres, que constituyen un pilar fundamental de la resistencia comunitaria al ser guardabosques, amas de casa, estudiantes, madres y esposas.

Sofía Herrera, integrante del Comité
en Defensa del Bosque El Nixticuil.[1]

Foto: Mario Rosales

El Nixticuil, ubicado en el norte de Zapopan, Jalisco, es un bosque no inducido de pinos y encinos considerado uno de los últimos pulmones verdes de la ciudad. Su riqueza hídrica y su papel vital en el equilibrio ecológico de la región le dieron en 2008 su estatus como Área Natural Protegida. No obstante, de sus 1,860 hectáreas, solo 1,591 permanecieron bajo este amparo, y las otras 300 quedaron vulnerables a la tala, la contaminación, la erosión del suelo y los incendios. Prueba de ello es que desde 2005 hasta la fecha El Nixticuil ha perdido casi 500 hectáreas debido a la expansión de proyectos de urbanización. El problema se agrava aún más con la reciente aprobación de los Planes Parciales de Desarrollo Urbano, que amenazan con eliminar áreas de conservación ecológica y remplazarlas con proyectos de viviendas y avenidas, sepultando incluso arroyos enteros.

Ante este panorama de destrucción el Comité en Defensa del Bosque El Nixticuil, fundado y conformado principalmente por mujeres en 2005, ha liderado una encomiable labor de conservación y restauración de las áreas devastadas. Su trabajo incluye la creación de un vivero donde se reproducen especies nativas para la reforestación, la formación de una brigada comunitaria para combatir incendios forestales y la denuncia pública de proyectos inmobiliarios que amenazan el derecho de la comunidad a un medio ambiente sano.

Nuestra cercanía con el bosque nos llevó a conocer su riqueza natural, las problemáticas que enfrenta y las acciones de conservación que realiza el Comité de manera autogestiva. Conmovidas ante lo que estábamos presenciando nos preguntamos lo siguiente: ¿Cómo podemos contribuir a que el bosque El Nixticuil siga existiendo? ¿De qué manera podemos sumarnos desde nuestro hacer artístico?

Al intentar responder a ello nos acercamos aún más a las integrantes del Comité para conocer con detalle sus historias y los impulsos para continuar con la defensa del territorio. Como resultado de este encuentro creamos la pieza escénica interdisciplinaria Paisajes del Nixticuil y la presentamos en diversos espacios. La respuesta del público fue conmovedora. La comunidad comenzó a sumarse a la causa de diversas maneras, por ejemplo, donando materiales para el combate de incendios, comprando plantas del vivero, aportando trabajo creativo, como fanzines, ilustraciones y grabados, y realizando aportaciones económicas.

El potencial del artivismo fue innegable, y con ese impulso creador decidimos realizar la videodanza Canción del Nixticuil, con la intención de llegar a diversos públicos y latitudes. Posteriormente, movidas por nuestra vocación docente, llevamos a cabo un proceso educativo de creación y producción artística que nos permitiera expandir los soportes y despliegues, así como realizar una investigación sobre el patrimonio natural del Nixticuil. Convocamos a estudiantes de la Licenciatura en Arte y Creación y de la Licenciatura en Gestión Cultural del ITESO para sumarse a este proyecto, del que surgieron piezas de animación, grabado, collage, instalaciones y proyectos audiovisuales, entre otras, que derivaron en la exposición Archivo Vivo Nixticuil.

Al día de hoy desearíamos que las problemáticas del bosque El Nixticuil se hubiesen agotado ya como tema de creación artística, sin embargo, nuestra realidad de despojo y destrucción nos muestra que es imperativo dar continuidad a la labor que desde el amor a la vida y al territorio han iniciado las mujeres del Comité en Defensa del Bosque El Nixticuil. Ellas nos han enseñado que cada persona tiene el potencial para marcar una diferencia significativa en la defensa y protección de nuestro entorno.

Continuemos aprendiendo de su ejemplo y trabajando en conjunto para preservar nuestra tierra. La historia de las mujeres del Nixticuil es un recordatorio de que, al final del día, la resistencia, la creatividad y la colaboración pueden ser la diferencia en la lucha por un mundo más sostenible y equitativo.

 

[1] Hipólito Hernández, A.G., & Herrera Rivera, S. (2015). Bosque El Nixticuil: Territorio Urbano en resistencia. Waterlat–Gobacit Network Working Papers, 2(18), pp. 68–75. https://bit.ly/416VKTz

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• Videodanza “Canción del Nixticuil”:
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