Roberto Paulo Orozco Hernández y Laura Patricia Arellano Gómez / académicos del Departamento de Psicología, Educación y Salud de ITESO
Actualmente enfrentamos múltiples crisis que ponen en riesgo nuestro bienestar. Como consecuencia de la actividad humana, la globalización y el alto nivel de consumo típicos de nuestra forma de vivir hemos comprometido la salud y el bienestar de las futuras generaciones. Nuestra desvinculación con la naturaleza en la búsqueda del bienestar a corto plazo ha ocasionado una crisis climática que será irreversible, a menos que se tomen acciones inmediatas y profundas.
Resultado de estas condiciones, se presenta un fenómeno denominado Sindemia Global,[1] el cual explica el escenario actual de nutrición, salud humana, animal y ambiental. Este es un término utilizado para describir la interacción de tres problemas generalizados a escala mundial: 1) obesidad, 2) desnutrición y 3) cambio climático. Una de sus características es que los tres comparten causas y consecuencias, además de fortalecerse unos a otros, volviéndolos más peligrosos. Este fenómeno pone en riesgo la vida y el bienestar, especialmente de los más vulnerables, para quienes cada vez es más difícil conseguir una alimentación natural, variada, asequible, inocua y culturalmente adecuada.[2]
La forma en que actualmente se entiende la alimentación como un negocio favorece esa sindemia. Esta visión ha dado pie al crecimiento y empoderamiento de las grandes industrias de alimentos, caracterizadas por una tendencia al uso excesivo de maquinaria y combustibles en detrimento de la agricultura familiar y sostenible. La forma de producir nuestros alimentos también ha causado problemáticas como el desperdicio de alimentos, acaparamiento de tierras, privatización y explotación de los recursos naturales, contaminación de agua, aire y suelos, desplazamientos forzados, crimen organizado, inadecuadas condiciones laborales de los trabajadores agrícolas, pérdida de la cultura alimentaria, dietas deficientes y monótonas, malnutrición, desigualdad y entornos que promueven enfermedades como la obesidad, la diabetes y la hipertensión.[3]
La solución no es sencilla, se necesitan acciones para atacar las causas sociales, políticas y socioeconómicas de estos problemas en los planos local, nacional y mundial, así como el compromiso de las y los tomadores de decisiones, científicos, empresarios, campesinos y de todas las personas que consumimos alimentos en este sistema alimentario que nos enferma, para así avanzar hacia uno amigable con la salud humana y la del planeta, considerando la alimentación como un derecho humano y no como un negocio.
[1] . Swinburn, B.A. et al. “The Global Syndemic of Obesity, Undernutrition, and Climate Change: The Lancet Commission report”, en Lancet, vol. 393 (10173), 2019, pp. 791-846. Disponible en: https://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/S0140673618328228, y Lancet Commission on Obesity. “La Sindemia Global de Obesidad, Desnutrición y Cambio Climático: Informe de la Comisión Lancet. Un informe de políticas para gobiernos nacionales y municipales, la sociedad civil, financiadores, empresas y agencias internacionales”, Lancet, 2019.
[2] Afshin, A. et al. “Health effects of dietary risks in 195 countries, 1990–2017: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2017”, en Lancet, vol. 393 (10184), 2019, pp. 1958–1972. Disponible en: https://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/ S0140673619300418
[3] Grupo de Alto Nivel de Expertos en Seguridad Alimentaria y Nutrición, HLPE. “La nutrición y los sistemas alimentarios”, Roma, 2018. Disponible en: http://www.fao.org/3/a-i7846es.pdf, y Schiek Valente F. “Nutrición y soberanía alimentaria”, en Boletín Nyeleni, núm 22, 1, 2015. Disponible en: http://www.nyeleni.org/ccount/click.php?id=69