Entrevista construida a partir de su libro Enseñar a vivir. Manifiesto para cambiar la educación,[1] en donde plantea una perspectiva sobre los retos de la educación.
De acuerdo con su libro, enseñar es ayudar a aprender a vivir, entonces, ¿cómo aprendemos a vivir?
Vivir se aprende por las propias experiencias con la ayuda de padres y madres, educadores, por los libros, la poesía, los encuentros. Vivir es vivir en tanto se afrontan los problemas de la vida personal, en tanto ciudadano de su nación y su pertenencia a lo humano.
¿De qué forma la enseñanza escolar ayuda a aprender a vivir?
Lo que se enseña constituye una ayuda para vivir: las matemáticas son útiles para saber calcular y razonar lógicamente; las ciencias naturales para reconocer el universo físico y biológico; la historia para arraigamos en el pasado e insertarnos en el devenir; la geografía para hacernos leer la historia de nuestra Tierra; la literatura nos permite desarrollar nuestro sentido estético. La filosofía para reanimar en nosotros la pregunta sobre nuestra existencia y desarrollar nuestra capacidad reflexiva. El aporte de la cultura científica y de la cultura humanística, cada vez más separadas, podrían unirse para constituir una cultura auxiliar permanente de nuestras vidas.
¿Cómo contribuye la educación a la regeneración social?
Una educación regenerada no podría cambiar la sociedad ella sola pero podría formar personas adultas más capaces de enfrentar su destino, más aptas para comprender las complejidades humanas, históricas, sociales y planetarias; para reconocer Regeneración social y reforma de pensamiento a través de la educación los errores y las ilusiones en el conocimiento; para comprenderse unas a otras; para enfrentar las incertidumbres, para la aventura de la vida. En el corazón de la crisis de la enseñanza está la crisis de la educación.
¿En qué consistiría una reforma al pensamiento y al conocimiento?
La reforma del conocimiento y del pensamiento dependen de la reforma de la educación, que depende de la reforma del conocimiento y del pensamiento. La regeneración de la educación depende de la regeneración de la comprensión, que depende de la regeneración del eros, que depende de la regeneración de las relaciones humanas, que dependen de la reforma de la educación. Todas las reformas son interdependientes. Debe constituir un círculo virtuoso que aliente la conjugación de los dos saber–vivir: 1) el que ayuda a equivocarse menos, comprender, afrontar la incertidumbre, conocer la condición humana y nuestro mundo globalizado; 2) el que ayuda a orientarse en nuestra civilización, a conocer, defender y proteger a los suyos.
Paulina Castañeda Vasconcelos / Estudiante de la Maestría en Comunicación de la Ciencia y la Cultura, ITESO
[1] Consultar Morin, E. (2015). Enseñar a vivir. Manifiesto para cambiar la educación. Buenos Aires: Nueva Visión.