Sensaciones que la violencia ha robado

Hace unas semanas fui invitado al Foro sobre Prevención de Violencia Electoral en Nairobi, Kenia, que reunió a personas de todo el mundo con experiencias en torno a la pacificación de las elecciones.

Mis compañeros de región y yo concluíamos que en nuestros países la violencia electoral está entretejida con una violencia cotidiana, difícil de leer. Aun con mi experiencia como candidato en una elección donde 48 candidatos y precandidatos fueron asesinados, me sorprendió que el foro aludiera a la violencia electoral. Después de dos sexenios de guerra hemos abandonado la práctica de preguntar los porqués de tanta muerte, simplemente se contabiliza y se acepta.

En nuestra región los conflictos se han desdibujado. Cuando un candidato es asesinado es difícil determinar las causas. Normalizar la violencia carcome nuestra democracia; inconscientemente asociamos peligro con elecciones. En nuestros países candidatos, periodistas, funcionarios públicos y votantes son vulnerables por igual.

¿Qué sigue? Sigue reconocer que la violencia ha mutado y ahora lleva apellido: “electoral”, que los partidos eviten discursos que polaricen a la población, exigir al INE que promueva mensajes de paz y persiga la propagación de noticias falsas que radicalizan con mentiras. Hay que volver a las preguntas, a los nombres, a los rostros y las sensaciones humanas que la violencia nos ha robado.

PABLO MONTAÑO / Candidato independiente

@PabloMontanoB

¿Por qué votamos menos?

La pasada jornada electoral arrojó sorpresas que demandan un análisis frío. En los comicios de las décadas recientes nuestro estado se había caracterizado por una participación ciudadana superior al promedio nacional. En 2015 votó 47% del padrón en el plano nacional, en Jalisco ese porcentaje fue de 50.77%. En la elección más concurrida de la historia —la de 1994— votaron 77.16% de los empadronados en México y 83% de los integrantes de la lista nominal en Jalisco.

Esa tendencia se revirtió en 2018: mientras en todo el país 62.62% de los electores acudió a las urnas, únicamente 58.47% de los jaliscienses lo hizo. El dato llama la atención. La carrera de Alfaro hacia la gubernatura; el advenimiento de Morena y la fiebre de candidaturas independientes hacían pensar que este proceso despertaría un interés extraordinario entre los electores. No fue así y es necesario averiguar por qué.

Una posible explicación está en la utilidad que las personas adjudican a la acción de votar. Las encuestas realizadas paralelamente a las campañas y las precampañas incluyeron ejercicios de rastreo de opinión pública concentrados en preguntas por la intención del voto; por la confianza en las instituciones electorales y en los medios de comunicación e incluso en el papel que desempeñaron las redes sociales.

Hacia el futuro será necesario insertar con mayor ahínco otro tipo de preguntas para no dar por sentado que los ciudadanos identifican todas las utilidades que puede tener su sufragio. “¿Para qué cree que servirá su voto?” “¿Qué efectos anticipa el eventual triunfo del candidato por el que quiere votar?” “¿Votará por ese candidato porque lo convence o porque puede vencer a otro candidato con el que usted no se identifica?” Preguntas de este tipo no son frecuentes en los estudios de opinión tan socorridos en tiempos de elecciones. Una evaluación cuantitativa, pero sobre todo cualitativa de ellas, podría dar luces sobre el imaginario de las personas con respecto a su capacidad de incidencia a través del sufragio.

 

JOSÉ BERNARDO MASINI AGUILERA / Ex candidato independiente y profesor del ITESO 

El nuevo mapa político de México

El primero de julio se realizaron elecciones federales y locales que fueron históricas por la forma como se desarrollaron las votaciones y las tendencias mostradas. En el proceso electoral federal se disputaron 629 cargos de elección popular: Presidencia de la República, 500 diputados federales y 128 senadores. De acuerdo con los cómputos finales de la elección, éstos son los resultados:

 

Presidencia de México

La participación ciudadana en estas elecciones fue de 63.42% de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral. Andrés Manuel López Obrador ganó la elección presidencial en 31 de las 32 entidades federativas, Ricardo Anaya en un estado (Guanajuato) y José Antonio Meade no ganó ninguna entidad. Esta situación no se había presentado en otros procesos electorales a la presidencia, donde normalmente el norte y el occidente del país votaban en un sentido y el centro y el sur de la nación solían tener una intención de voto diferente.

 

Senadurías

De acuerdo con los cálculos definitivos, de los 128 senadores, la coalición Morena–PT–PES contaría con 69 legisladores (55 de Morena, 6 del PT y 8 del PES), el Frente por México tendría 38 senadores (23 del PAN, 8 del PRD y 7 de MC), y la fracción de la alianza PRI–Partido Verde–Nueva Alianza estaría conformada con 21 legisladores (14 del PRI, 6 del Verde y uno de Nueva Alianza). Con esta conformación López Obrador tiene la mayoría de la Cámara Alta.

 

Diputaciones

De acuerdo con los resultados que mostró el cómputo final del INE en los 300 distritos electorales federales, la próxima Cámara de Diputados posiblemente quede configurada de la siguiente forma: 308 diputados de la coalición Morena–PT–PES (Morena 191, PT 61 y PES 56), 129 diputados del Frente por México (PAN 81, PRD 21 y MC 27), y 63 diputados para la alianza del PRI–Partido Verde–Nueva Alianza (PRI 45, Verde 16 y Nueva Alianza 2). También en este caso la coalición del Presidente electo tendría la mayoría simple.

El mapa político de las gubernaturas en México quedará así: PRI 12 estados, PAN 12 estados, Morena 5 estados, PRD un estado, MC un estado y una entidad será gobernada por un independiente. En Jalisco la mayor parte de las grandes ciudades serán gobernadas por MC y por primera vez en su historia 31 municipios serán gobernados por mujeres.

El nuevo presidente de México tendrá, además de una legitimidad muy alta, las mayorías en las Cámaras, con lo cual las posibilidades de hacer cambios de fondo aumentan, aunque también se presenta el riesgo de que aparezcan dinámicas políticas muy centralizadas en la figura de López Obrador.

En este nuevo mapa político, como podemos ver, tendremos tanto en Jalisco como en México un escenario político inédito, donde se refrenda muy claramente el mandato popular: cambio profundo y de raíz.

JORGE ROCHA / Académico del ITESO

La Pizca. Elecciones históricas

Sí, históricas. Hace mucho tiempo que no se registraba un triunfo electoral para la presidencia de la república con 53% de los votos, poco más de 30 millones. Un triunfo que alienta la esperanza de un verdadero cambio, luego de 30 años de capitalismo salvaje y depredador, destructor de comunidades indígenas, generador de desempleo y mayor pobreza. Histórico también porque tendrá mayorías legislativas en la Cámara de Diputados, en la de Senadores y en 19 estados de la república, favorable a cambios constitucionales relevantes.

Los partidos que firmaron el Pacto por México quedaron al filo de su desaparición. PRI, PAN y PRD están en procesos de reconstrucción luego de su estrepitosa derrota. El desafío para Morena es su construcción como partido político, en medio de una militancia variopinta, de políticos que militaron en los tres primeros.

Sigue vigente la iniciativa política del Concejo Indígena de Gobierno, impulsada por el Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Una propuesta anticapitalista, antipatriarcal y anticolonialista que, ya desde ahora, denuncia que los megaproyectos prometidos, como el Tren Maya o el Corredor Transístmico destruirán comunidades indígenas. De ahí el valor de su condena: “Podrán cambiar el capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero seguirá siendo el mismo”. Momentos para prepararnos para la desilusión o, por el contrario, organizarnos desde abajo y a la izquierda.

DAVID VELASCO YÁÑEZ, SJ

Ciencia a sorbos. Ciencia y elecciones

¿Será que la ciencia y la política, los científicos y los políticos, poco tienen que ver entre sí? Para nada, su vínculo en la actualidad es de lo más complejo, muchas de las actividades de unos dependen de los otros, y hablando particularmente de las elecciones, hoy en día el vínculo es cada vez más estrecho.

En las pasadas elecciones en México el tema de la ciencia estuvo muy presente, tanto la comunidad científica y académica como muchos ciudadanos exigieron a los candidatos comunicar sus plataformas políticas en materia de ciencia y tecnología, qué temas estarían dispuestos a impulsar, cuáles eran sus posturas con respecto a temas polémicos como los trasgénicos o la medicina genética o qué porcentaje del presupuesto destinarían a la ciencia y la tecnología. Pero, como en un iceberg, esto es solo la ínfima parte de lo que ciencia tiene que ver con las elecciones.

Pongamos ejemplos de algunas disciplinas: hablando de geografía, vale decir que el INE tiene un sistema de información geográfica electoral; en economía, caben preguntas como cuánto cuestan unas elecciones, cómo se ve afectada la economía por un proceso electoral o qué tan viables son las propuestas de los partidos; desde la sociología se puede preguntar cuál es el papel que la política tiene en la sociedad actual, qué significa para los ciudadanos votar, qué prototipos aspiracionales están mejor posicionados entre los diferentes grupos sociales; en antropología, cuál es la cultura política de los diferentes grupos que conformamos el país, cómo son sus diversas instituciones de gobierno, o cómo se aceptan, o no, las cifras electorales en la actualidad; también podemos cuestionarnos sobre ecología preguntándonos sobre la basura que se genera en unas elecciones y su manejo.

En el Café Scientifique ITESO hemos abordado las elecciones desde al menos dos disciplinas, las neurociencias y la estadística, y en ambas convergen preguntas de gran vigencia: ¿se puede modificar una opinión, un sentimiento o una emoción con una campaña? ¿Cómo funcionan los caminos que la estadística ha encontrado para evaluar lo que parecía imposible, una opinión y su intensidad? Cuántas más preguntas y respuestas se han elaborado desde la ciencia en materia electoral, sin duda lo que queda por debajo del mar de este iceberg es inmenso.

Para seguir conversando sobre esto escucha el audio completo de las sesiones del Café Scientifique ITESO en www.cultura.iteso.mx/café_scientifique.

 

MAYA VIESCA / Académica del Centro de Promoción Cultural y Coordinadora del Café Scientifique del ITESO

Jóvenes y elecciones en México: El futuro es hoy

Antes de las elecciones del 1 de julio realicé entre mis estudiantes una simulación del voto; independientemente de los resultados obtenidos en cinco ejercicios (tres en el ITESO y dos en la Universidad de Guadalajara), lo que imperó en ellos fue incertidumbre y descontento.

Incertidumbre porque no tenían idea de por quién votar. Algunos veían a Ricardo Anaya como una buena opción, aunque aseguraban que existía en su discurso cierto determinismo tecnológico que les daba desconfianza. Otros creían que José Antonio Meade era el candidato mejor preparado; sin embargo, tenía un lastre terrible: era el candidato del PRI. Los menos comentaban que Andrés Manuel López Obrador era quien tenía más posibilidades de ganar pero les daba miedo lo que se decía de él.

Este sentir se manifestaba en los resultados de la votación obtenidos en cada clase, pero aún más en la discusión grupal sobre éstos, ya que como jóvenes no podrían creer que algunos de sus compañeros habían votado por el PRI o que otros de verdad creyesen en Anaya o en López Obrador. Esta polarización de ideas y sentimientos dejaba entrever que pese a reconocer su papel central en el proceso electoral (los jóvenes representaron 30% del padrón electoral) no se sentían realmente identificados con quienes aspiraban a la Presidencia de México o con los otros candidatos que igualmente serían votados.

Esa desconexión no residía en su falta de interés por la política, ya que si algo he aprendido de mis alumnos en clase es que éstos despliegan su capacidad de agencia política y ciudadana en diversos espacios y a través de múltiples proyectos que se instauran más allá del mainstream político, y lo hacen así porque desde que se han decidido a ocupar el espacio público y el espacio público mediático identificaron que “el sistema político mexicano” los alude pero no los interpela; es decir, los nombra pero no dialoga con ellos.

Este descontento, desde luego, que se ha ido incrementando con los escándalos de corrupción política; la violencia exacerbada que los tiene como principales víctimas de la mayoría de los delitos de alto impacto; la precariedad laboral que padecen día con día y el achicamiento del horizonte de vida donde se les nombra como “el futuro del país” pero, a la vez, es el propio Estado el que les imposibilita el desarrollo de su presente.

Por tanto, pedirles que fueran ellos quienes decidieran las elecciones presidenciales constituyó una carga muy fuerte para los jóvenes mexicanos cuando en realidad era tan poco lo que los políticos y los partidos les ofrecieron en las campañas.

La mayoría de mis alumnos, tras reflexionar sobre los resultados obtenidos en su salón se cuestionaron: ¿Cuál es el peso de su voto más allá del valor porcentual que éste tiene en el padrón electoral? ¿Por qué deberían de votar por aquellos que no los veían más que como sufragios, pero no como ciudadanos?

En el trabajo titulado “Los votantes invisibles. Once perfiles de jóvenes de cara a las elecciones 2018” (http://www.zonadocs.com/1062554/), realizado por estudiantes de la clase de Periodismo de Investigación de la Licenciatura en Periodismo y Comunicación Pública del ITESO, se responde una parte de las anteriores interrogantes, porque jóvenes con múltiples visiones y escenarios de vida —tal y como pasó con mis alumnos— hacen explícita su visión de la política pero también su posicionamiento político, ya que no son —ni serán— personas desinteresadas o apáticas, como las retratan en el mainstream político–mediático, sino ciudadanos conscientes de que las cosas deben cambiar.

En las pasadas elecciones, conforme al Instituto Nacional Electoral, los jóvenes representaron uno de los porcentajes más altos entre quienes sufragaron el 1 de julio. La mayor parte de sus votos se los dieron a Andrés Manuel López Obrador —algo que jamás pasó en las simulaciones—. El reto de éste será interpelar a los jóvenes, pero no mediante la promesa de futuro sino a través del presente que representan y sobre el cual llevan años incidiendo con y a pesar de la política y sus políticos.

DARWIN FRANCO MIGUES / Periodista

Otras formas de hacer política: los independientes. El caso Jalisco

La oportunidad de construir tras la derrota

En Jalisco, el 1 de julio de 2018, de los 62 candidatos independientes que compitieron, solamente dos ganaron la elección. El primer caso es el de Daniel Carrión Calvario, de 25 años, quien se convertirá en presidente municipal de Sayula el 1 de octubre. El segundo es el de Luis René Ruelas Ortega, de 29 años, quien será el primer alcalde de Villa Corona que llega por la vía independiente.

Lo anterior confirmaría el fracaso de los candidatos independientes. No obstante, en política se puede ganar aun cuando se haya perdido una elección.

En el caso de los candidatos derrotados de la plataforma “Vamos a reemplazarles” de Wikipolítica Jalisco, los resultados en algunas elecciones demuestran el músculo en crecimiento de esta agrupación. Sus candidatos al Senado, Pedro Kumamoto y Juanita Delgado, consiguieron 598 mil 424 votos; los candidatos de Morena, María Antonia Cárdenas y Antonio Pérez, 552 mil 601 sufragios; mientras que Movimiento Ciudadano, con Clemente Castañeda y Verónica Delgadillo como candidatos, 507 mil 474 votos. Fue gracias a las coaliciones como los últimos dos competidores lograron el segundo (con 657 mil 904 votos) y primer lugar (904 mil 137 votos) en esa elección, en la que la fórmula Kumamoto–Delgado, sin el amparo de los partidos obtuvieron más sufragios a su favor que cualquier otra fuerza política aislada.

¿Qué es lo que los candidatos independientes hicieron para conseguir tan cuantiosas votaciones sin el aparato partidista que incluye presupuesto y estructuras? Caminaron hombro con hombro con los ciudadanos en los espacios públicos día tras día en campaña; se nutrieron del hartazgo hacia los partidos políticos que un sector de los electores siente tras las múltiples decepciones; tejieron una red con la esperanza de cambio; no se dejaron seducir con el canto de la guerra sucia; manifestaron su creatividad para comunicar en redes sociales y demostraron que se puede hacer campaña sin derrochar dinero público.

¿Lo anterior fue suficiente? Es evidente que no, pero los diversos perfiles que compitieron (activistas, académicos, ex militantes de partidos políticos, líderes regionales, comunicadores, por mencionar algunos) deberán encontrar los elementos de la fórmula ganadora en las diferentes elecciones, así como la medición de factores que no consideraban en su estrategia. En su mayoría, no se hicieron del poder institucional pero sí lograron mucho, en algunos casos, lo impensable.

JULIO GONZÁLEZ / Periodista y profesor del ITESO

Clavigero Núm. 8

No. 8

Edgar Morín: una nueva apuesta de futuro

Periodo: mayo – julio 2018

Este número de Clavigero reúne un conjunto de colaboraciones que nos invitan a reinventar nuestras sociedades. Este proceso de reinvención significa transformarnos a nosotros mismos, agruparnos con una visión de mayor fraternidad, igualdad y libertad, y renovar, poco a poco, la sociedad de nuestros barrios, comunidades, ciudades, países y aun de nuestra civilización. Un camino largo y difícil sin duda, que puede ir integrando comportamientos individuales y colectivos en un movimiento de transformación.

Enrique Luengo González
Coordinador del número

Publicado: 2018-31-07

Contenido

  • Editorial
  • Regeneración social y reforma de pensamiento a través de la educación
    Paulina Castañeda Vasconcelos
  • Otras economías para otros mundos posibles
    Guillermo Díaz Muñoz
  • Cambiemos de vida y cambiemos de vía
    Enrique Luengo González
  • Cambiar de vía, cambiar de vida
    Enrique Luengo González
  • Edgar Morín: la esperanza de la desesperanza
    Mario Edgar López Ramírez
  • Ciencia a sorbos. Ciencia, interdisciplina y diálogo
    Maya Viesca Lobatón
  • ¿Qué tipo de ciencia y de política para construir un mejor futuro?
    Leonardo G. Rodríguez Zoya
  • La Pizca. Edgar Morín y su mirada hacia lo rural
    Jaime Morales Hernández
  • Materiales de referencia.
    Jorge Flores Uribe
  • Sustentabilidad, la senda para rehabilitar la Tierra
    Arturo Guillaumín Tostado
  • Juventud: revolución y resistencia
    Paulina Castañeda Vasconcelos