“Ya lo entenderás cuando seas grande”

Claudia G. Arufe Flores / docente investigadora del Departamento de Psicología, Educación y Salud del ITESO
Daniela Casillas–Castellón / mediadora educativa en el Centro de Atención a Migrantes y Refugiados FM4 Paso Libre

 

¿Cuántas veces escuchamos esta frase en nuestra infancia o adolescencia? ¿Cuántas veces la hemos utilizado ahora que somos mayores de edad?

Crecimos en un entorno sociocultural que reconoce a los adultos como protectores de las infancias, como guías de esos seres necesitados de alguien que les muestre el camino correcto para convertirse en ciudadanos responsables. En los adultos recae la tarea de que las niñas, los niños y las y los adolescentes lleguen a esa etapa en la que se cree que ya pueden cuidarse solos, esa tierra prometida de libertad y autonomía: la adultez. Históricamente esta relación entre edades ha existido bajo una condición de dominio: los roles de los adultos son los de guía, protector, autoridad; los roles de las infancias son los de guiado, protegido, aconsejado. En esta jerarquía se espera de los subordinados obediencia y sumisión.[1] Desde esta visión adultocéntrica se confía en que los adultos tenemos un conocimiento superior para tomar decisiones. Al no tomar en cuenta la opinión y las experiencias de las infancias cuidamos desde una visión parcial limitando su autonomía y aprendizaje sobre el cuidado.

¿Cómo hacemos para que el cuidado también sea desde la visión de las infancias? Soltando el poder que la sociedad nos ha otorgado por ser parte de una categoría de edad, dejando de imponer para crear una relación en la que cooperemos. La cooperación es el reconocimiento de que nos necesitamos mutuamente; es construir una relación en la que nos apreciamos, intercambiamos opiniones, planteamos objetivos comunes y creamos acuerdos.[2] Desde esta perspectiva el rol del adulto no es desde el autoritarismo sino del acompañamiento.

Hay frases populares que dicen que en nombre de Dios o del amor se han hecho atrocidades en el mundo; lo mismo puede ocurrir con el cuidado. Desde las posturas adultocéntricas, en nombre del cuidado podemos aplastar los derechos y las capacidades humanas de las niñas, niños y adolescentes. En la Convención de los Derechos del Niño, firmada en 1989 por casi todos los países del mundo, se reconocen 42 derechos humanos relacionados con la supervivencia, protección, desarrollo y participación.[3] Como todos los derechos humanos, estos son interdependientes e indivisibles, esto es, que están vinculados y no pueden separarse. Por ejemplo, no podemos cuidar a las infancias para que crezcan sanas si les negamos su derecho a tener acceso a la información sobre su condición de salud; no podemos cuidar a las infancias para que asistan a la escuela si no garantizamos su derecho a no ser maltratados cuando no aprenden; no podemos cuidar a las infancias para que tengan alimento y ropa si pisoteamos su derecho a vivir en familia y los separamos de ésta y, en general, no podemos cuidar de las infancias si no tomamos en cuenta su derecho a expresarse y a participar de manera activa en sus contextos.

Cuidar a las infancias y adolescencias va más allá de cubrir sus necesidades básicas y de protección frente a los peligros que amenacen su condición vulnerable; cuidarlas implica, además, acompañarlas a aprender todo aquello que desarrolle sus capacidades y fortalezca su autonomía para que tomen las mejores decisiones a favor de su cuidado personal y también del colectivo. Esto solo llega a ser posible si dejamos de tratarles como objetos de cuidado y les reconocemos como sujetos cuidadores. La vivencia del cuidado desde la infancia es tan valiosa como la vivencia desde la adultez, ambas tienen mucho que aportarse.

 

[1] Duarte Quapper, C. (2012). Sociedades adultocéntricas: sobre sus orígenes y reproducción. Ultima década, 20(36), 99-125. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-22362012000100005

[2]Johnson, D.; Johnson, R., & Holubec, E. (2006). El aprendizaje cooperativo en el aula. Paidós

[3] Unicef. (s.f.). Cartel: Versión resumida de la Convención sobre los Derechos del Niño  https://www.unicef.es/sites/unicef.es/files/educa/unicef-educa-cartel-iconos-convencion-derechos-nino.pdf