El cuidado, sostenimiento de la vida

Vanessa Medrano González / docente investigadora del Departamento de Psicología, Educación y Salud del ITESO

María, madre de dos hijas de cuatro y seis años, está casada con Juan. Ella trabaja medio tiempo mientras sus hijas están en la escuela. Su esposo tiene un trabajo remunerado de tiempo completo, sale de casa a las ocho de la mañana y regresa a las siete de la tarde.

María se levanta a las cinco y media de la mañana para bañarse, arreglarse y preparar el desayuno. Despierta a sus hijas, las viste, las peina, les da de desayunar y las lleva a la escuela. Se va a su trabajo remunerado, el cual es de tiempo parcial e informal, sin prestaciones de ley. Por la tarde recoge a sus hijas, hace una parada en el mercado para comprar alimentos y cocinar la comida del día. Después dedica tiempo para ayudar a su hija mayor a hacer la tarea. Luego les da tiempo libre para que jueguen. María aprovecha para lavar los trastes, poner la ropa en la lavadora, planchar las prendas del día siguiente y preparar la cena. Juan llega a casa y juega con sus hijas. Ya anocheció, las niñas están durmiendo. María se prepara un té y se dispone un tiempo para platicar con su esposo. Ésta rendida, él también, se duermen profundamente. Al día siguiente se repite la misma rutina. María solo descansa los sábados por la tarde, pues en la mañana realiza la limpieza de la casa. Los domingos es día de ir a visitar a los abuelos que, si bien puede ser un espacio de recreación, implica estar al cuidado de la salud de sus padres y suegros, quienes son adultos mayores.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe indica en su repositorio de información sobre el uso de tiempo[1] la brecha entre hombres y mujeres con respecto a la distribución del trabajo no remunerado (TNR), es decir, al trabajo doméstico y de cuidados. En México las mujeres dedican el tiple del tiempo al TNR en comparación con los hombres. El porcentaje es de 24.2 para las mujeres y 8.8 para los hombres.

La vida cotidiana de María es la historia de muchas mujeres que se hacen cargo de los cuidados de las personas que están a su alrededor. Con respecto a Juan, él desea realizar más actividades de TNR, pero las estructuras no permiten que haya una redistribución equitativa. Se sigue reproduciendo la heredada división sexual del trabajo que asume a la mujer como cuidadora y al hombre como proveedor económico.

Es inminente una reorganización del trabajo de cuidados, una que no solo recaiga en las mujeres, en las familias, sino que esté sostenida por el estado, el mercado/empresa y la comunidad.

Jalisco es el estado pionero en promulgar su Ley Estatal del Sistema Integral de Cuidados,[2] que tiene como objetivo principal la construcción de una sociedad de cuidado. La ley se aprobó en 2024 y ahora corresponde la participación de todas las personas, desde los diferentes sectores, para cristalizar las acciones y fomentar las condiciones de igualdad, corresponsabilidad y autocuidado.

 

[1] ONU/CEPAL. Autonomía económica (2024). Observatorio de igualdad de género de América Latina y el Caribe. https://oig.cepal.org/es/indicadores/proporcion-tiempo-dedicado-al-trabajo-domestico-cuidado-no-remunerado-desglosado-sexo

[2] Congreso del Estado de Jalisco (2024). Ley del Sistema Integral de Cuidados para el Estado de Jalisco. https://congresoweb.congresojal.gob.mx/bibliotecavirtual/legislacion/Leyes/Documentos_PDF-Leyes/Ley%20del%20Sistema%20Integral%20de%20Cuidados%20para%20el%20Estado%20de%20Jalisco-190424.pdf