Autorretrato de un adicto adolescente

Con ella me trasformo. Comienza por desvanecerse ese cuerpo extraño, ajeno, hasta desaparecer por completo. Ya no está más, ahora en mí hay una nueva corporeidad, mi ser habita una nueva forma, un nuevo nombre, una nueva identidad; sin miedo, sin tristeza, con alegría y seguridad de mí.

¡No necesito más! Tan solo basta con que entre y recorra mi torrente sanguíneo; que me haga sentir el calor que muchas veces dejé de sentir; que me abrigue y me haga olvidar cuán solo estoy en este mundo al que no logro comprender del todo. Un mundo que no se detiene, que parece crecer cada vez más; que al mismo tiempo aprisiona, congela y me aleja de todo cuanto he querido y he deseado.

Otra vez solo. Despierto sin saber dónde estoy, con quiénes pasé la noche, y lo único que aparece en mis recuerdos son momentos fugaces, confusos. Tengo una sensación de extrañeza al ver a mi alrededor y encontrar cuerpos tirados, embriagados, olvidados por los excesos de una noche, a merced de cuantas personas deseen tocarlos, besarlos, usarlos…

Los veo y me veo solo. Ya no logro reconocerme, me siento perdido y sin saber a dónde voy. Necesito respuestas y la única disponible es ella, sin juzgar, sin reprochar; ella siempre disponible cuando la necesito. La dosis perfecta para poder volar y llegar a un mundo donde sí puedo ser, sin etiquetas, en el que nadie me desaprueba o me obliga a tener que cumplir con un estereotipo ¡solo yo!

Estoy harto de que ellos solo volteen a verme con desdén, reprochando: “¿Qué problema puedes tener si tú solo tienes que preocuparte por estudiar?” Suena fácil al decirse así, pero acaso ellos ya han olvidado lo difícil que es crecer, y más aún cuando tu familia no está presente por tener que trabajar para darte “lo mejor”.

No quiero lo mejor, no quiero lo material de este mundo banal. Quiero sentir, quiero que me reconozcan por lo que soy, por ser diferente a todos y no igual, quiero un espacio donde penetrar todos mis deseos y sueños, un lugar que me permita crecer sin miedo. Tener lo que yo más deseo: un hogar.

 

Lourdes Hinojosa López / Estudiante de la Licenciatura en Psicología del ITESO