La escuela como movimiento social

Entrevista con María Fors / Directora de Signos secundaria y bachillerato para adolescentes

La visión de María Fors es producto de una trayectoria profesional en el ámbito educativo. El significado de lo alternativo lo ha construido en la acción cotidiana en una escuela comprometida con el cambio social que se logra al transgredir la verticalidad que caracteriza a las escuelas que desconocen el valor de la comunidad en la formación.

¿Cuál es la misión social de las escuelas?

La escuela debe ser un ente social y político de cambio. En lugar de seguir el modelo clásico de escuela, que reproduce el sistema dominante, la escuela como movimiento social se inserta en la necesidad de la transformación civilizatoria.

¿Cuál es la función de la escuela en el desarrollo local y regional?

La función de movimiento social se vería concretada en lo local y lo regional. La escuela construirá puentes para transitar de ida y vuelta con grupos y comunidades. Así se enriquecería con ellos y, a la vez se haría solidaria ante las injusticias y los despojos que ocurren de manera cotidiana. Los alumnos se acercarían a realidades que la escuela conservadora mantiene lejos; trabajarían aplicando los conocimientos construidos en la escuela.

¿Cómo se trabaja desde la escuela para lograr iniciativas comunes, orientadas al mejoramiento de la vida comunitaria?

Colocando lo colectivo sobre lo individual, tarea nada sencilla en una civilización que exalta al individuo en detrimento de lo comunitario. Esto en todas las relaciones que se dan en la escuela entre maestros, alumnos, comunidades y grupos.

¿Cómo se involucra a los estudiantes en acciones comunitarias que favorezcan el buen vivir y el bienestar social?

No se invita a los alumnos a un servicio social obligatorio para cumplir con un requisito escolar. Los maestros están involucrados con la comunidad, participan en proyectos a favor de ella y desde ahí invitan a los alumnos, que participan porque quieren hacerlo y no sólo por una calificación.

¿Qué caracteriza a las escuelas que se transforman en movimientos sociales?

Su participación comunitaria, su convicción en la necesidad de transformar el mundo en uno más justo y acorde con la vida y sus procesos. Su postura crítica y de denuncia ante todo aquello que lo impide.

¿Cuáles son las ventajas y beneficios de que se establezcan vínculos entre la escuela y la comunidad?

Una escuela que se aleja del simulacro, que inserta a los alumnos en la realidad y la necesidad de transformarla. La posibilidad de que los alumnos pongan en práctica sus conocimientos y que vivan en relación, como un eslabón en la cadena de la vida y de la comunidad a la que pertenecen.

¿Qué acciones contribuyen al establecimiento de esos vínculos?

La escuela tendrá que ser autocrítica y reconocer sus vínculos con el sistema dominante para apartarse de ellos. Toda acción que establezca el valor de lo común sobre lo individual.

¿Cuál es el papel de la escuela en el reconocimiento y la visibilidad de las sociabilidades locales?

La mayoría viven aisladas, cuidando la escuela como empresa para más clientes. Esto cambia cuando la escuela se asume como parte vital de la comunidad, cuando abre sus puertas a otros grupos. Se necesita ser mucho más que un profesor y un alumno; es necesario construir al ciudadano desde la escuela.

¿Cómo se asume un profesor en su papel de actor social?

Más que un profesor, es un profesor ciudadano que se sabe actor social y político, que trabaja por una causa, más allá de un sueldo; vive la escuela más allá de la materia que imparte, la vive como un movimiento social.

Guadalupe Valdés y Noemí Gómez, académicas del Departamento de Psicología, Educación y Salud